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Papa Francisco a los excluidos: ¡Pobres sí, pero no arrastrados, con dignidad!

El papa Francisco escuchó los testimonios de varias personas excluidas en el Aula Pablo VI del Vaticano este 11 de noviembre de 2016. Un evento conmovedor hecho de abrazos, cantos y consuelo como ocurrió a Roberto, un hombre excluido, quien lloró contando su vida y recibió la ‘caricia’ del Sucesor de Pedro y los aplausos de la multitud.

Sin embargo, instó a la dignidad de la capacidad de soñar: “¡Pobre sí, arrastrado no!”, dijo elevando los ánimos de los presentes y el aplauso interrumpió varias veces la voz de Francisco que instó: “La pobreza más grande es perder la capacidad de soñar”.

En el contexto de Jubilado de los excluidos y de los precarios, el Pontífice miraba algunas notas escritas y hablaba espontáneamente mirando de frente a las personas que tenía de frente: hombres, mujeres con rostros apagados por los años y el desgaste de la vida en la calle, por la explotación laboral, pero con el ahínco de no perder la fe y celebrar juntos “la misericordia” de Dios en este Año de Santo.

“No estamos solos, ocupamos un lugar en el corazón de Cristo”, dijo en su testimonio Cristian, francés, golpeado por la precariedad.

Como sucedió al inicio de su pontificado cuando se asomó desde la Logia para presentarse al ‘pueblo de Dios’, después del Cónclave, el Papa – ante los pobres y el mundo de las asociaciones de caridad- agradeció por la imposición de las manos de los presentes, el rezo por el pontífice y la Iglesia para seguir adelante.

“La pasión y el sueño”, el Pontífice alzó los ánimos de la platea. La “buena pasión para salir adelante”.

Así, destacó que la pobreza más grande y que es distinta de la pobreza material que no se comparara cuando “ese hombre y esa mujer pierden la capacidad de soñar”.

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