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La llegada: mucho más que ciencia ficción

Sony Pictures Releasing de España acerca a las salas de cine españolas el 18 de noviembre La llegada -tras su notable presencia en el festival de Venecia-, primer coqueteo del director canadiense de 49 años Denis Villeneuve (Sicario) con la ciencia ficción, antes de encargarse de la secuela de Blade Runner.

Se trata de un ambicioso y emocionante thriller -adaptación al cine de A Story of Your Life, relato corto del escritor neoyorkino, especializado en la ficción especulativa, Ted Chiang, publicado en 2002, y ganador de los reconocidos premios de cienciaficción Hugo y Nebula (los Oscars del género)- que emplea la excusa de una invasión alienígena para abordar temas mucho más profundos como la pérdida y el amor incondicional.

En síntesis, La llegada -en la que se perciben las influencias en Villeneuve de Terrence Malick, Steven Spielberg, Stanley Kubrick o Christopher Nolan– cuenta que un grupo de doce naves alienígenas de más de 450 metros de altura llegan a la Tierra. La lingüista Louis Banks (Amy Adams) ha sido contratada por el Gobierno de los EE.UU. a fin de descifrar y traducir el mensaje que los extraterrestres intentan transmitir a la humanidad.

Junto al matemático Ian Donnelly (Jeremy Renner), la doctora Banks intentará encontrar respuestas a ese sorprendente suceso. ¿Por qué han venido? ¿Quieren invadir el planeta? ¿Cuáles son realmente sus intenciones? Ante la amenaza de una guerra mundial, los líderes de los grandes países deben llegar a un acuerdo para que la situación no se complique aún más.

Resulta refrescante contemplar un filme sobre una invasión de este cariz en la que no se destruye ninguna ciudad, no se derriba ningún monumento y ninguna pelea distrae al equipo humano de los desafíos de su complejo encuentro con otra especie. Liderada por una interiorizada interpretación de Amy Adams, rica en profundidad emocional (es carne de Oscar), este es un drama cienciaficción adulto que mantiene en vilo al espectador gracias a sus suficientes dosis de tensión y terror controlados.

En este sentido, el director de fotografía, Bradford Young, ha sabido rodar el filme con un estilo elegante, realiza una aproximación sobria en cada secuencia de la historia e incluso se detiene para revisar la escena cuando la temperatura en pantalla sube hasta lo más alto.

El tercer acto es tal vez uno de los mejores ejemplos de la historia de cómo liberar el poder masivo que se ha ido acumulando silenciosamente a lo largo de toda la historia, y uno de los usos más inteligentes de la narración anacrónica que se recuerdan. La construcción lenta hasta la gran revelación es el aspecto más impresionante de La llegada.

El filme, brillante cúspide de la gran racha que Villeneuve comenzó en 2010 con Incendies consigue salir -de modo nada recargado y con un oficio soberbio– de ese agujero negro que suele abrirse cuando se abordan temas como los viajes en el tiempo, el contacto alienígena y la próxima fase de la evolución humana.

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