El Papa y los obispos muertos que han testimoniado a Dios como “héroes”
El Papa recordó a los pastores «llamados a dar testimonio del Evangelio de modo heroico, heroico, soportando grandes tribulaciones», durante la Misa anual que celebró en San Pedro en recuerdo de los cardenales y de los obispos que fallecieron durante el año.
«El mes de noviembre, que la piedad cristiana dedica al recuerdo de los fieles difuntos, suscita cada año en la comunidad eclesial el pensamiento de la vida más allá de la muerte y, sobre todo, el pensamientos del encuentro divino con el Señor», recordó Francisco en su homilía. «Él será el juez de nuestro recorrido terreno; un juez cuyas características son la misericordia y la piedad, como recordó el salmista».
Este año fallecieron siete cardenales: los italianos Loris Capovilla, histórico secretario de Juan XXIII, creado cardenal por el mismo Francisco, Silvano Piovanelli, ex arzobispo de Florencia, Carlo Furno y Giovanni Coppa; el boliviano Julio Terrazas Sandoval, el suizo Georges Cottier, ex teólogo de la Casa pontificia, y el polaco Franciszek Macharski, a quien el Papa visitó en Polonia durante sus últimos días de vida. Fallecieron además 136 obispos del mundo.
«Estos hermanos nuestros -dijo el Papa— llegaron a la meta, después de haber servido a la Iglesia y amado al Señor Jesús, en esa certeza de amor que el apóstol Pablo nos recordó en la segunda lectura: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?”. Es la fe en el amor de Cristo, del que nada nos puede separar: ni tribulación, ni angustia, ni persecución, ni peligro, ni muerte, ni vida…».
«El camino hacia la casa del Padre —recordó Papa Bergoglio— comienza para cada uno de nosotros el mismo día en que abrimos los ojos a la luz, y mediante el Bautismo, a la gracia». Una etapa importante de este camino, «para nosotros sacerdotes y obispos, es el momento en el que pronunciamos los “¡Heme aquí!” durante la ordenación sacerdotal. Desde ese momento, estamos unidos de manera especial a Cristo, asociados a su Sacerdocio ministerial. En la hora de la muerte, pronunciaremos el último “Heme Aquí”, unido al de Jesús, que murió encomendando su espíritu a las manos del Padre».
Los cardenales y los obispos que el Papa recordó hoy «fueron pastores de la grey de Cristo y, a imitación suya, se han gastado, entregado y sacrificado por la salvación del pueblo que se les había encomendado»; con su ministerio «imprimieron en los corazones de los fieles la verdad consoladora de que “gracia y misericordia son para sus elegidos”». En el nombre del Dios de la misericordia y del perdón, explicó Papa Francisco, esos sacerdotes «han bendecido y absuelto, sus palabras han consolado y enjugado lágrimas, su presencia ha testimoniado con elocuencia que la bondad de Dios es inagotable y que su misericordia es infinita. Algunos de ellos fueron llamados a dar testimonio heroico, soportando grandes tribulaciones». Y por ello, sus muertes son, en realidad, «el ingreso a la plenitud de la vida. En esta luz de fe, nos sentimos mucho más cerca de nuestros Hermanos difuntos: la muerte nos ha aparentemente separado, pero la potencia de Cristo y de su Espíritu nos une de manera más profunda. Seguiremos sintiéndolos a nuestro lado en la comunión de los santos. Nutridos por el Pan de la vida, también nosotros, junto a los que nos han precedido, esperemos con firme esperanza el día del encuentro cara a cara con el rostro luminoso y misericordioso del Padre».
Envíe un comentario