Header Ads

5 cambios de imagen de Tom Cruise

Arrastra polémicas, suele ser criticado por su vínculo con la Iglesia de la Cienciología, sobre él rondan rumores sin aclarar y muchos espectadores lo odian por su imagen de buen chico, saludable y muy norteamericano.

Aunque es cierto que casi siempre ha optado por los blockbusters y por los papeles de hombre heroico y de actitud intachable, algunos cineastas han conseguido darle un vuelco a esa imagen: la transformaron para demostrarnos que Tom Cruise es, antes que otras cosas, un actor versátil del que sus compañeros destacan su compromiso y su profesionalidad.

En estas cinco películas dio vida a un soldado tullido, a un médico atormentado, a un orador misógino que va a perder al padre al que odia, a un sicario frío y elegante y a un empresario especializado en groserías:

Oliver Stone le entregó a Tom Cruise su primer papel verdaderamente grande, aunque ya maestros como Coppola, Ridley Scott y Scorsese le habían sacado jugo. Pero fue en este biopic del veterano de Vietnam, Ron Kovic, donde demostró su potencial en esas escenas que lo muestran a su regreso de la guerra: en silla de ruedas, desaliñado y lleno de furia. El personaje le valió un Globo de Oro y su primera nominación al Oscar, jugada que repetiría en Jerry Maguire, pese a que algunos consideramos que ésta es una de sus peores interpretaciones.

En su momento fue una de las obras más denostadas y controvertidas de Stanley Kubrick, y quizá sea su obra más pulida, más perfecta, con planos rodados mediante una precisión milimétrica, tan obsesiva que da miedo. Kubrick logró sacar de Cruise uno de sus trabajos más contenidos, el de un personaje perverso con tendencia al lado oscuro, a la curiosidad malsana y a las tentaciones, faceta que ya asomaba en Entrevista con el vampiro.

Nadie dudaría en afirmar que su mejor actuación es la de Frank T.J. Mackey, un vendedor de humo, chulesco y misógino, agresivo y mentiroso, que acaba redimiéndose cuando acepta hacer las paces con su padre en el lecho de muerte de éste (un Jason Robards que agoniza mientras su hijo lo maldice). Y, de nuevo, Globo de Oro y nominación al Oscar. Si alguien recela de su talento, que no siempre explota, debería ver esta película en la que demuestra que no hay límites, que es capaz de encarnar a un tipo que detestamos y a la vez compadecemos y salir airoso.

Son pocos los directores que han logrado cambiar su imagen, pero Michael Mann lo consiguió: pelo gris, barba de dos días y métodos brutales para retratar a un asesino elegante, que vive al día y conoce la soledad de las grandes ciudades y el peso de los sueños rotos. Una estampa muy alejada de sus personajes audaces y atractivos de Top Gun, Algunos hombres buenos, Vanilla Sky o Misión Imposible.

Hay otro matiz que cultiva de vez en cuando: su vena humorística. En 2002, el prólogo de Austin Powers in Goldmember nos sorprendió cuando le vimos haciendo de actor que interpretaba al agente chiflado de Mike Myers. Pero fue Ben Stiller quien le ofreció otro de los papeles memorables de su carrera: el magnate Les Grossman, un tipo maleducado, calvo, obeso y peludo, con gafas de señor mayor y brazos de oso. Después llegaría su personaje de Stacee Jaxx, el cantante de Rock of Ages: Tom Cruise era lo más divertido de aquella comedia musical.

No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.