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Ella decidió parar y hablar con este sin techo. Mira lo que sucedió

¿Te has puesto a pensar que las personas sin techo tienen una historia que contar? ¿Y que esa historia tendría que ser tomada sin juicio, simplemente ser escuchada? Finalmente, todos cometemos errores, entonces, ¿por qué no damos una segunda oportunidad a esas personas?

Bruna Castro publicó recientemente en su página de Facebook una historia que nos enseña a escuchar más a los otros, y que cualquier persona se puede redimir y querer una vida digna.

Todo empezó cuando Douglas le pidió disculpas por fumar cerca, y ella le dijo que todo estaba bien, pues también fumaba y así comenzó la conversación. Él entonces le preguntó si parecía un sin techo; a lo que ella respondió que no, él le dijo: “Pero lo soy. Me baño todos los días, incluso cuando hace frío”.

En el transcurso de la conversación él dijo que tenía realmente ganas de trabajar, pero no le dan la oportunidad por tener antecedentes penales.

Enseguida, pasó una vecina del barrio Pompeia y Douglas dijo: después traigo su blusa lavada. Después pasó Tiao y Yolanda, y unos cuantos más que Douglas conocía.

Él dijo que tenía realmente ganas de trabajar, pero nadie le da la oportunidad por ser ex presidiario. De hecho había conseguido uno en @pan de azúcar, pero cuando sacaron su ficha de antecedentes, lo despidieron. “Eso me dolió más, me mató”. Quería ser auxiliar de limpieza, cualquier cosa. “Yo recogía papel, pero me robaron mi carrito. Pero todo bien, prefiero eso (respiró hondo y cerró los ojos), respirar este aire, pisar este suelo, que ser rico a cosa de los demás”.

El señor que lo acompañaba entró en la conversación, contó que su hija había vivido en la calle 8 años. Pienso que, tal vez, por eso, él era empático. Douglas podía ser su hijo. Douglas podía ser mi papá, con la diferencia que no se cómo ayudarlo. Douglas podría ser, quizá, uno de nosotros.

Porque nuestra clase media es mucho más cercana al sin techo que el 1% más rico de Brasil. Compré una cerveza para nosotros incluso siendo de mañana. Todos necesitamos relajar nuestra mente de vez en cuando. Le pedí que nos tomáramos una foto para poner en mi Face. Él dijo que le gustaría estar con la barba arreglada. Y enseguida hizo tres gestos: amor abrazo y paz. Dijo que su celular estaba apolillado, pero que puede llamar porque tiene crédito. 11 58913728”

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