8 maneras de ayudar a tus hijos en los estudios sin despeinarte
Las tardes en casa no deberían ser el anticipo a la Tercera Guerra Mundial. En teoría no debería haber trincheras entre los cuestionados hijos y los padres, que a la primera de cambio hacen sonar la alarma de ataque inminente ante la acumulación de batallas perdidas. Y es que, aunque parezca que nada podemos hacer ante lucha diaria, uno debe preguntarse: ¿qué tal si cambiamos de estrategia? ¿Qué tal si me paso al otro bando para entenderle?
Aquí tienes unas sugerencias para que tu hijo/a y tú estéis en el mismo bando.
Para los más pequeños:
Para los más mayores:
Sean grandes o pequeños, ten en cuenta que quien estudia son ellos y no tú. La labor que tienes es de supervisión, de vigilancia para su responsabilidad, pero no de estudiar o hacer sus deberes. Acostumbrarles a esa independencia hará que crezcan en autoestima en todas las facetas de su vida.
Y lo más importante: proponles tener en su escritorio una pequeña imagen de la Virgen o un crucifijo, para que cada tarde encomienden su esfuerzo al Señor, le pidan por sus intenciones y le den gracias por sus dones. En tu caso, pídele serenidad para acompañar a tus hijos en sus estudios y capacidad para ver en ellos un regalo maravilloso que Él te concede.
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