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México: “La Iglesia defiende el matrimonio pero no ataca a los homosexuales”

Sorpresa y perplejidad. Eso causó en la Iglesia de México una serie de iniciativas legales propuestas por el presidente, Enrique Peña Nieto, para el reconocimiento legal del “matrimonio” entre personas del mismo sexo. Nadie lo esperaba, incluso el mismo partido del mandatario, confesó el secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). Sobre todo después del éxito que significó la visita del Papa al país, que generó un ambiente de buenas relaciones entre la Iglesia, los obispos y el Vaticano. “Defendemos el matrimonio pero no atacamos ni condenamos a los homosexuales”, añadió Alfonso Miranda Guardiola. 

La reforma fue lanzada por el gobierno a mediados de mayo, apenas tres meses después del paso de Francisco por tierras mexicanas. Peña Nieto propuso cambiar tanto la Constitución como el Código Civil Federal para autorizar los llamados “matrimonios igualitarios” y permitir la adopción a las parejas formadas por personas del mismo sexo. Además propuso adecuar todas las normas estatales en el mismo sentido. 

“No es oculto que nos sorprendió, es público que asombró a todos (la propuesta del presidente), a misma parte de su equipo, a los mismos del partido, a la Iglesia y a la ciudadanía, porque no hubo una consulta ciudadana”, constató Miranda en entrevista con el Vatican Insider. 

Precisó que la posición de la Iglesia católica es “bastante clara”: No desconoce, más bien respeta, el marco legal que ya ofrece amparo a las uniones entre personas del mismo sexo. Explicó que desde hace 10 años en México existen figuras jurídicas que protegen ese tipo de uniones y todos los obispos las respetan. Pero aclaró que para la Iglesia, como dice la exhortación apostólica “Amoris Laetitia” del Papa Francisco, las uniones homosexuales no pueden equipararse “ni remotamente” con el matrimonio entre hombre y mujer. 

Explicó que la Iglesia defiende el matrimonio entre hombre y mujer, pide que no se equipare de ninguna forma con la unión homosexual para que no se socave la familia. Esto se hace en el respeto del marco legal. “Eso hemos estado diciendo una, una y otra vez”, insistió. 

“Al defender esta figura no estamos ni atacando a las personas homosexuales, ni tenemos nada contra ellos. Al contrario, acogemos, acompañamos, no solamente a las personas con estas preferencias hacia el mismo sexo sino también a toda persona. La Iglesia, como se sabe, abraza y recibe a todos, en cualquier circunstancia, en cualquier condición, igual a las personas con esas preferencias”, añadió.  

“Nosotros como episcopado, hoy más que nunca, ante los problemas tan fuertes que vivimos en México sentimos una fuerte y gran unidad, de pensamiento, de acción, de voluntades. Claro, no falta quien por ahí saque otra cosa. Más ahora que estamos siendo muy atacados porque defendemos el matrimonio entre hombre y mujer, hay un fuerte ataque contra la Iglesia que nos une”, siguió. 

Según Miranda el deseo de la CEM es que esas iniciativas de reforma no prosperen, y por eso diversos laicos católicos han preparado iniciativas legislativas que buscan contrarrestar la propuesta de “matrimonio igualitario”, proyectos con los cuales se defiende el modelo matrimonial entre hombre y mujer. “Hay un movimiento nacional bastante fuerte, vivo. La Iglesia acompaña”, apuntó.  

Ese acompañamiento no quedó sólo en una expresión de deseo. Apenas unos días atrás la Comisión Episcopal para la Familia, Adolescentes, Jóvenes, Laicos y Vida de la CEM emitió un comunicado de respaldo abierto al Frente Nacional por la Familia, que vincula a más de mil organizaciones ciudadanas y coordina las acciones contra la iniciativa legal de Peña Nieto.  

La nota, firmada no sólo por los integrantes de la comisión sino también por el presidente de los obispos, el cardenal Francisco Robles Ortega, lamentó que las propuestas legislativas “de amplio espectro” impulsadas por el gobierno, algunas de las cuales ya fueron aprobadas, propongan un “profundo cambio antropológico”. 

En varios pasajes citó la “Amoris Laetitia” en su denuncia a la irrupción de la mentalidad de “ideología de género” que se mueve bajo la bandera de la aceptación y la no discriminación, pero en realidad “niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer” y “presenta una sociedad sin diferencias de sexo”. Y añadió: “Nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad”. 

La carta, que fue enviada a todos los obispos del país, no solo respaldó y animó al Frente Nacional por la Familia, sino que invitó a todos a sumarse a dos grandes iniciativas públicas: diversas marchas convocadas para el sábado 10 de septiembre en las grandes ciudades del país y otra manifestación nacional para el sábado 24 de septiembre en la Ciudad de México.  

Fue explícita en proponer que cada diócesis o arquidiócesis coordine activamente a las parroquias, para promover una “participación entusiasta y creativa de todas las personas, familias y grupos a estas marchas-concentraciones, con la posibilidad de implementar alguna forma de seguimiento-colaboración para otros procesos y eventos con los participantes”. Además recomendó organizar otras iniciativas de tipo cultural, académico, legislativo o social. Y apuntó: “En la coyuntura actual de nuestra patria y a nivel internacional, es trascendente compartir, respaldar y dar resonancia social a nuestra convicción en bien del matrimonio, la familia y la vida”. 

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