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Es más importante salvarme que curarme: Un legado de impacto

“Si Dios quiere, la sanación, pero lo más importante es la salvación. La sanación puede ser que me salve de este cáncer y que muera atropellado por una micro (autobús) dentro de unos años más. Eso sería la sanación, en cambio la salvación es el proceso integral donde Dios te recibe y te abraza para siempre”. Así se expresaba hace un tiempo en una entrevista con Televisión Nacional de Chile (TVN) el padre Francisco Rencoret Mujica, que falleció en la madrugada de este sábado a raíz de un cáncer fulminante al pulmón.

La historia de este joven sacerdote de 35 años cobró protagonismo luego que trascendiera que el propio papa Francisco seguía de cerca su caso y lo llamaba para trasmitirle fuerza y esperanza.

Entró a seminario con la convicción de ser sacerdote a falta de dos días para terminar su práctica profesional para recibirse de abogado en 2005.

Ya siendo sacerdote empezó sus estudios en Derecho Canónico, pero el avance del cáncer, un sarcoma de Ewing con metástasis pulmonar, provocó un cambio significativo en el rumbo de su vida.

Su madre, María Isabel, fue quien atendió al papa Francisco cuando llamó por primera vez durante el fin de semana a la casa del joven sacerdote enfermo.

“Soy el papa Francisco”, fueron las primeras palabras que escuchó su madre, quien en ningún momento dudó de que fuera él.

Por su parte, su padre, Gustavo Rencoret, entre lágrimas también recordó aquel momento en que el Papa se hizo presente para dar ánimo.

“Estamos rezando por ustedes y por su hijo (dijo el Papa). Yo me sentí muy cercano, y ese afecto es lo que da esperanza”, expresó el padre del sacerdote enfermo y médico de profesión.

Para Rencoret, sus padres cumplieron una función muy especial en su vida: su madre como ejemplo en trabajo pastoral de la Iglesia y su padre que buscaba ayudar a los más pobres a través de su trabajo como médico en el hospital San Juan de Dios.

Rencoret encontró la respuesta a la preocupación del Papa. “Él quería hacerse presente en el dolor, en la enfermedad de un sacerdote joven y su familia (…) Estas enfermedades son muy silenciosas e invisibles”, aseguró.

El primer contacto entre el sacerdote y Francisco se dio durante el Sínodo de la Familia en el año 2015 en Roma cuando le pudo regalar personalmente un retrato de los padres del propio Papa. El regalo conmovió a Francisco. “Al Papa se le abrieron los ojos”, cuenta el sacerdote.

El mensaje de esperanza que deja Rencoret es más fuerte que su cáncer. Siempre asumió su enfermedad con valentía, coraje. Incluso, en entrevista con TVN hasta reconoció que la situación lo transformó en un mejor cura.

“Y voy como un pastor enfermo a ver a otros enfermos y eso me hace más solidario con ellos”, comentó.

Según allegados, Rencoret vivió sus últimos días en paz, rodeado del cariño de su familia y pensando en los demás. El funeral se realizó este 14 de agosto en la parroquia San Vicente Ferrer de Los Dominicos, en Santiago de Chile.

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