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Las tres preguntas que quedan abiertas tras el tiroteo de Dallas

Tras la ceremonia interreligiosa que se llevó a cabo en Dallas por los cinco oficiales de policía muertos mientras vigilaban una marcha de protesta denunciando la brutalidad policiaca en contra de los negros, dos temas han llamado la atención de la opinión pública estadounidenses. Bueno, quizá tres.

El tercero es el menos importante: la alegría desbordante del ex presidente George W. Bush cuando, al finalizar el acto en el que tuvo participación antes del presidente Obama, se balanceó –de la mano de su esposa Laura y de Michelle, al esposa de Obama—mientras el Coro de la Policía de Dallas interpretaba el patriótico ”Himno de la Batalla de la República”. En cierto momento, Bush comentó algo a Michelle Obama, quien se limitó a sonreír. ¿Por qué lo hizo?

El segundo es el debate inacabable sobre el control de armas en Estados Unidos. Fiel a su costumbre, en medio de un discurso espléndido, el presidente Obama pidió un debate honesto sobre el tema. Pero nada más. Hay que recordar, para el efecto, que el asesino de los oficiales, Micah Xavier Johnson, tenía un arsenal explosivo en su casa, planeaba hacer volar el norte de Texas, había estudiado táctica militar en una escuela privada y, de acuerdo con información del alcalde de Dallas, el atacante poseía un rifle AR-15. ¿Habrá respuesta del Congreso?

Pero el primer tema que ha quedado en la mesa es lo peligroso que se está volviendo ser policía en Estados Unidos. Tras la emboscada en Dallas se han multiplicado las agresiones contra agentes policiacos en Georgia y en Michigan.

Contando la balacera en Dallas, 26 policías han muerto en el cumplimiento del deber lo que va de año, un salto sustancial con respecto a la cifra de 18 agentes que murieron para estas fechas, pero en 2015, según las estadísticas de la fundación National Law Enforcement Officers Memorial. Nick Breul, director de investigación para ese fondo y ex policía de Washington, dijo que el número de ataques inesperados y matanzas de agentes también ha aumentado. ¿De dónde viene esta violencia?

Quizá venga del odio racial que todavía impera en Estados Unidos. Un veterano afroamericano del ejército, Lakeem Keon Scott, atacó a un policía en un tiroteo el jueves en una carretera en Bristol, Tennessee, dijeron las autoridades. Una mujer murió y otras tres personas resultaron heridas, entre ellos un oficial blanco. Scott fue acusado este martes de un cargo de asesinato en primer grado y siete cargos de intento de homicidio en primer grado.

“De manera preliminar, la investigación revela que Scott iba contra individuos y oficiales después de haber sido influenciado por los últimos incidentes entre afroamericanos y uniformados “, dijeron las autoridades de la Oficina de Investigaciones de Tennessee en un comunicado.

La violencia continuó después del fin de semana cuando dos agentes judiciales, los dos ex policías, fueron asesinados a tiros por un preso en el interior del palacio de justicia del condado de Berrien en Michigan. Un alguacil del juzgado fue herido y el pistolero más tarde fue muerto a tiros.

Obama puso como ejemplo al departamento de policía de Dallas, un departamento que ha logrado bajar en la última década hasta 62 por ciento el índice de criminalidad en la ciudad texana. Un departamento que no tiene conflictos raciales sustantivos con las minorías raciales hispanas y afroamericanas. Pero que el pasado jueves 7 de julio sufrió la más grande baja de cuerpos policiacos de Estados Unidos desde el ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.

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