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Habla el obispo ecologista, consejero del Papa

Ya hace más de cincuenta años que Erwin Kräutler, obispo de la diócesis de Altamira Xingu, en Brasil, arriesga su vida porque apoya a los indios y defiende la Selva Amazónica. Las advertencias y las amenazas no han faltado: en 1987 le intentaron asesinar atropellándolo y murió el sacerdote que estaba a su lado, Salvatore Deiana; en 2005 le tocó a una de sus colaboradoras, sor Dorothy Stang, también ella murió.

Monseñor Kräutler, usted vive con protección desde hace años ¿no tiene miedo?

No se puede vivir con miedo, Dios es más grande que el miedo. Yo hablo porque creo que es necesario. Tengo protección las 24 horas del día, pero las amenazas no me han detenido: me han quitado la libertad exterior pero no pueden matar la libertad interior, la del corazón.

¿Por qué hay quien lo quiere ver muerto?

Porque a muchas personas les resultaría más cómodo que fuera eliminado. La defensa de los indígenas y de los pobres no le gusta a todos. Pero me siento apoyado por el pueblo, que me muestra alegría, gratitud y simpatía.

También el Papa Francisco lo considera mucho y lo ha elegido como consultor para la encíclica Laudato Si

El 4 de abril del pasado año hablé con el Papa Francisco de la Amazonia, presentándole la situación de los indígenas. Me dijo que estaba escribiendo la encíclica y le hice notar que en un texto sobre ecología no podía falta la Amazonia. Así me pidió alguna sugerencia y, cuando volví a Brasil, escribí algunas reflexiones.

¿Las ha encontrado en Laudato Si?

Sí, todo lo que sugerí se encuentra en la encíclica, por ejemplo en el capítulo 38.

Muchos consideran que esta encíclica es un texto revolucionario ¿Cómo han reaccionado en la Amazonia?

Lo esperábamos desde hace tiempo. La encíclica habla la misma lengua que hablamos los sacerdotes en la Amazonia, por lo que ha provocado un gran entusiasmo. El texto no es solo para los fieles católicos sino para todo el mundo.

Francisco la ha publicado pensando en la Conferencia de la ONU sobre el clima, programada en París, del 30 de octubre al 11 de noviembre. Ecología significa “discurso sobre la casa”. Todos los hombres y las mujeres tienen la obligación de defender la casa común y el Papa lo dice muy claramente, ha sido muy valiente al hablar así.

¿Qué puede hacer un cristiano, una vez leída la encíclica?

Debe cambiar su forma de pensar. El Papa le pide que cambie su estilo de vida, tanto en Brasil como en Italia. Hemos hecho del mundo un basurero, ningún país se puede sentir excluido.

¿Qué pensó la primera vez que llegó a la Selva Amazónica?

En 1965, cuando llegué, la situación era muy distinta y difícil. Después del Vaticano II cambió el tipo de misión: el Concilio pidió anunciar y comunicar el amor de Dios a todos los pueblos y a todas las personas. Y así como no se puede anunciar el Evangelio a los muertos, entendí que en la Amazonia es necesario, antes que nada, defender la vida de los indígenas.

¿Qué grito se escucha desde estas tierras?

La vida por la vida. En Amazonia hay muchos pueblos, ocho por cada región, y muchos inmigrantes, todos quieren vivir en la normalidad.

¿Por qué la Amazonia es importante para todo el mundo?

Porque regula el clima global. Si la Amazonia desaparece, la vida será imposible también en Europa.

¿Cuál es la misión de la Iglesia en la Amazonia?

Defender a los pueblos y a la creación. Anunciar el Evangelio aquí significa que todos tengan vida y la tengan en plenitud.

Los indios le llaman “gran cacique”, ¿qué significa?

El cacique es el jefe de la tribu. Dándome este nombre quieren comunicar que pertenezco a la familia de los indios.

¿Qué podemos aprender nosotros, occidentales, de los indios?

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