¿Religión perseguida en China?
La Comisión Internacional de Libertad Religiosa de Estados Unidos ha sentenciado en su informe anual que China es "un país de preocupación especial", una clasificación en la que también están incluidos Vietnam, Myanmar y Corea del Norte.
"El informe está lleno de prejuicios políticos y acusaciones infundadas, algo a lo que China se opone firmemente". Así se ha expresado la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hua Chunying.
China ya ha resultado mal parada en otro texto, el Informe de la Libertad Religiosa 2014, elaborado anualmente por Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Allí se especifica que la persecución religiosa está vinculada a regímenes autoritarios.
Cuando se producen estas acusaciones, China exige a quién las realiza que no “interfiera en asuntos internos bajo el pretexto religioso”.
Hua asegura que el gobierno chino respeta y protege la total libertad religiosa de sus ciudadanos.
Según la agencia Asianews.it, “la Asociación Patriótica y el Ministerio de Asuntos Religiosos han secuestrado a la Iglesia bienes y dinero, que en cumplimiento de las leyes chinas debe ser devuelto de nuevo a sus legítimos propietarios”.
Según la Pew Foundation, en su Proyección sobre el Futuro de las Religiones, el 52'2% de personas chinas se consideran "sin religión".
Massimo Introvigne, coordinador del Observatorio de la Libertad Religiosa en Italia, creado por el Ministerio de Asuntos Exteriores señaló a Aleteia que es preciso ser cauto sobre el número de chinos que se consideran “sin religión”.
Él mismo es coautor del libro Cinesi a Torino (Chinos en Turín), y ha experimentado que los entrevistados se declaran “sin religión” porque formalmente no están afiliados a una Iglesia o templo, pero que luego “en las entrevistas se revela que no son ateos sino que tienen muchas creencias y prácticas religiosas”.
Sobre la libertad religiosa, las leyes chinas permiten la práctica de todas las religiones que no expresen oposición al Gobierno y que sean “patrióticas”, es decir, que no reconozcan a dirigentes nombrados por autoridades que no residan en China.
“Comprendo que para la embajada china esta sea una auténtica libertad religiosa, pero no lo es según los criterios de las convenciones internacionales”, declaró.
Como le dijo el Papa Francisco al presidente italiano Mattarella, “no hay libertad religiosa si se pretende confinar a la Iglesia a la sacristía y si se le prohíbe expresarse, también de manera crítica, sobre los grandes temas de la política y de la sociedad. Quien lo hace en China es castigado duramente, como lo demuestra la represión del movimiento Falun Gong”.
“La idea de que sólo las asociaciones patrióticas cuyos dirigentes son nombrados por el Partido Comunista pueden regular con su aprobación la vida religiosa de los chinos es una grave violación de la libertad religiosa”, asegura este sociólogo italiano.
Aunque, añade, "es cierto que, pública y privadamente, se intensifican los contactos entre la Iglesia patriótica y la Iglesia católica fiel a Roma”.
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