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¿Qué son los Métodos del Potencial Humano?

Es una impresión, no un dato estadístico, reflejo de una realidad sociológica. Parece como si a las sectas se les fuera agotando su capacidad reproductiva. ¡Son ya tantas! Claro que lo que está en estado de descomposición, sobre todo en el plano ético y espiritual, siempre puede descomponerse más. En compensación, se hallan en pleno rendimiento los Métodos del Potencial Humano (MPH), gestados generalmente en el seno de New Age/Nueva Era (NE).

1. Los MPH y Nueva Era

La denominación “potencial humano” fue usada por vez primera por Aldous Huxley (1894-1963), el escritor que, al negar al Dios transcendente e inmanente y personal del cristianismo, ansioso de felicidad se refugió en el panteísmo y misticismo de la religiosidad oriental, así como en la exaltación de los recursos alucinógenos.

Y lo hizo en el ciclo de conferencias que, con el título “Potencialidades humanas”, dio en 1962 en el Esalen Institute, centro residencial en Big Sur (California, EE.UU). Precisamente en 1962 suele fecharse la partida oficial del nacimiento de New Age en Esalen (vertiente “mística”, psicológica), completada por la otra vertiente o dimensión, la del ecologismo y canalismo (1) en la Fundación Findhorn, instituida en esta localidad escocesa en ese mismo año 1962 (2).

2. Los MPH en La obsesión por el “bienestar” (paganismo) y por el “biensentirse” (Nueva Era)

La cruz, desde la muerte redentora de Jesucristo en ella, ha dejado de ser instrumento de humillación y tortura convirtiéndose en manifestación del Amor, que es Dios (1Jn 4, 8 y 16), del “poder y sabiduría de Dios para todos” (1Cor 1,23), en signo de la victoria de Jesucristo sobre el pecado y la muerte. Así es para cuantos creen en el Crucificado y Resucitado.

Pero los que no hayan tenido un encuentro personal con Jesucristo, o sea, para los nueveranos o de Nueva Era y para los paganos de nuestros días, la cruz sigue siendo “escándalo y sandez o locura” como para los paganos y los judíos coetáneos del Apóstol (1Cor 1,23).

El “pagano” de hoy se caracteriza por marginar a Dios y la felicidad eterna, por preferir el “tener” al ”ser”, por poner obsesivamente la felicidad en el ”bien-estar”, o sea, en la comodidad, en el lujo, que puede proporcionar la ciencia y la técnica moderna, en el placer inmediato, viviendo como si no hubiera Dios ni vida tras la muerte.

En cambio, los nueveranos colocan la felicidad en el “bien-sentirse”, en el gozo y paz interior, en vivir en armonía consigo mismo, con los demás y con el universo, es decir, en quedar atrapados en la red de Nueva Era. Precisamente los MPH son nudos que contribuyen a mantener tenso el reticulado de la red de Nueva Era, que ya recubre toda la Tierra.

El talante pagano y el nueverano parecen contraponerse, pero –en la realidad de la vida– se complementan. Cuanto menos vivencia de la fe religiosa cristiana haya más aumentará el paganismo con la consecuente insatisfacción que conduce al narcisismo y a esa especie de autismo subjetivista que es Nueva Era y a la práctica de los MPH.

3. Los MPH y dos talantes: el técnico de los occidentales y el psicotécnico u oriental

Un discípulo entregó a Buda una flor y le pidió que le explicara el misterio de la flora y la doctrina budista. El maestro tomó la flor, la contempló ensimismado con la mirada en su ombligo –como es representado en sus estatuas– durante un largo rato y, sin palabras, con un gesto, indicó al discípulo extrañado que se retirara. Según alguna de las tradiciones, de esta anécdota se deriva el zen.

Si a uno de los filósofos griegos contemporáneos de Buda (siglo VI a. C.; Tales, Anaxímenes) le hubieran entregado la flor, habría reflexionado sobre el porqué del “orden/

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