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¿No está siendo muy efusivo el presidente Correa frente al papa?

Al presidente Rafael Correa se le ve muy  contento al lado del papa Francisco. Lo abraza, ríe con él, le susurra secretos y hasta le canta como al que más.

Ya lo hemos escuchado citarlo en su discurso -demasiado, le dijo el referido-, pero es parte de la gran admiración que le ha declarado Ha llegado a decir que ambos lideran una revolución común contra la pobreza y las injusticias...

Sin embargo, esto no bastará para que el primer mandatario enfrente las protestas y cuestionamientos que provienen de la clase política, empresarial y trabajadora, en relación a algunas medidas económicas y sociales tomadas por su gobierno.

Pero las personas de a pie y la opinión pública empiezan a preguntarse... ¿de dónde le viene tanta efusividad al presidente? ¿Es algo sincero, o son amagues en busca de algún milagro?

Francisco no es Papa Noel

Los gobernantes, como es en este caso Rafael Correa, no deben esperar que una visita apostólica les otorgue los réditos que su capacidad de gobernar debe darles.

Es comprensible por un lado que al presidente Correa se le vea tan contento, pues el solo hecho de caminar y conversar con el papa es una dicha reservada para poquísimos. Está claro que su admiración es total, y sabe interpretar a Francisco cuando resalta su mensaje a favor de mejores condiciones para la humanidad.

Pero lo que no debe aprovecharse de esta visita, es la disposición y bonhomía del papa Francisco para sobrexponerlo, queriendo así politizar su llegada, como ya lo han advertido periodistas y voceros de la Iglesia. Y menos aún, lanzar un mensaje errático a la población de que el vicario de Cristo estaría legitimando con su figura y tantos abrazos que le dan, algunas medidas a todas luces impopulares.

De hecho ha sido la misma población la que ha distinguido los planos de la visita -y sus mensajes-, dejando en pausa los reclamos en las calles. Es sintomático que terminado cada paso de la comitiva papal, los gritos y vivas son seguidos de un estribillo que eriza a algunos: ¡Fuera, Correa!

La verdad hace libre

Si hay algo que el gobierno debe entender en pos de mejoras ciudadanas, es el hecho que sus decisiones en contra de la libertad de expresión han deteriorado paulatinamente el sustrato social que tanto quieren defender y fortalecer. A la gente no la puedes acallar de por vida...

La visita del papa podría ser un buen motivo para revisar algunas políticas -ya convertidas en medidas-, que no facilitan la crítica abierta, el disenso ni el enfrentamiento con las autoridades de gobierno en los medios de comunicación social (y a veces ni por las calles).

No podrá estirarse ad eternum la tolerancia de las voces ciudadanas, que ven cancelados los canales de expresión con que cuentan; muchas veces por las multas que se les impone o en el peor de los casos cuando son obligados a publicar versiones monocordes de rectificación, como si los medios de comunicación fueran un servicio público como tal.

Es cierto que hoy en día hay mezquindad para informar los logros de los gobiernos y que aún hay mercenarios de la noticia que difaman y calumnian gracias al peso que tienen los medios, pero también persisten las visiones gubernamentales que guardan hermetismo ante las demandas y denuncias, o hacen sentir con fuerza el peso del brazo que censura.

¿Acaso este viaje papal podrá hacer el milagro sí anhelado, del retorno pleno de la libertad de expresión en el Ecuador?
 

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