Header Ads

El reto de hoy: Buscar una persona que te lleve al consuelo de Dios

Aleteia
Ayer me vino a la memoria un domingo que fui a Misa en el pueblo cuando tenía unos cinco o seis años. Mi pueblo es de esos en los que los pequeños se pueden permitir el lujo de ir solos a los sitios sin ningún peligro y allí estaba, en el primer banco, con un amigo.

Frente a nosotros una vela que era lo más parecido a la antorcha olímpica; suficiente para la diversión. Soplábamos desde nuestro sitio y veíamos como la vela se alborotaba al ritmo de nuestro soplido, lo que nos incentivó a soplar cada vez con mas fuerza, a la vez que nuestras carcajadas infantiles resonaban por toda la iglesia.
 
Nosotros, en nuestro mundo, ajenos a la que estábamos armando. Se acabó la Misa, salimos a la calle y..."Anda, cómo os habéis portado hoy, ¿eh?", "En Misa hay que estar quietecitos", "No es un sitio para jugar", "¿Vosotros erais los que no callabais? Madre mía..." ¡No sabíamos dónde meternos!

Pasamos por una casa, se asomó una señora y nos dijo: "Vosotros sois los que estabais en Misa; acercaros, que os de unos caramelos." Esa señora nos quiso como éramos, unos pequeños que no entendíamos, que nos dejamos llevar y que ya bastante teníamos con la regañona del pueblo. Las regañinas no, pero su gesto nos hizo volver el domingo siguiente y portarnos bien.
 
Ayer me vino esto a la cabeza porque también estaba despistada, mirando a la vela, con la cabeza en lo que tenía que hacer... puse las manos hacia atrás, apoyadas en la espalda y Lety puso en ellas un caramelo, gesto suficiente para volver a la tierra como aquel día en mi niñez y darle gracias al Señor por cómo nos trata.

Y es que, ¡así es!, puede que te hayan hecho verle como un justiciero, pero no, no tengas miedo, Él no es así. A lo largo de la vida hay cosas que nos culpabilizan, que nos hacen huir de nosotros mismos, pensamos que Cristo nos juzga de la misma manera que lo hacemos nosotros.

Y no: sólo necesita que le pongas la mano, que te vuelvas a acercar a Él. Sabe de sobra por qué has pasado, no quiere que sufras más, quiere que empieces de nuevo, que seas feliz.

Los "caramelos" que te da te harán sentirte amado, sólo eso es suficiente para volver a caminar. Hoy el reto del Amor es buscar una persona, alguien con quien hablar que te lleve a Él, a Su consuelo, a recuperar la paz que hace tiempo que no sientes. VIVE DE CRISTO
 



Ayer me vino a la memoria un domingo que fui a Misa en el pueblo cuando tenía unos cinco o seis años. Mi pueblo es de esos en los que los pequeños se pueden permitir el lujo de ir solos a los sitios sin ningún peligro y allí estaba, en el primer banco, con un amigo.

Frente a nosotros una vela que era lo más parecido a la antorcha olímpica; suficiente para la diversión. Soplábamos desde nuestro sitio y veíamos como la vela se alborotaba al ritmo de nuestro soplido, lo que nos incentivó a soplar cada vez con mas fuerza, a la vez que nuestras carcajadas infantiles resonaban por toda la iglesia.
 
Nosotros, en nuestro mundo, ajenos a la que estábamos armando. Se acabó la Misa, salimos a la calle y..."Anda, cómo os habéis portado hoy, ¿eh?", "En Misa hay que estar quietecitos", "No es un sitio para jugar", "¿Vosotros erais los que no callabais? Madre mía..." ¡No sabíamos dónde meternos!

Pasamos por una casa, se asomó una señora y nos dijo: "Vosotros sois los que estabais en Misa; acercaros, que os de unos caramelos." Esa señora nos quiso como éramos, unos pequeños que no entendíamos, que nos dejamos llevar y que ya bastante teníamos con la regañona del pueblo. Las regañinas no, pero su gesto nos hizo volver el domingo siguiente y portarnos bien.
 
Ayer me vino esto a la cabeza porque también estaba despistada, mirando a la vela, con la cabeza en lo que tenía que hacer... puse las manos hacia atrás, apoyadas en la espalda y Lety puso en ellas un caramelo, gesto suficiente para volver a la tierra como aquel día en mi niñez y darle gracias al Señor por cómo nos trata.

Y es que, ¡así es!, puede que te hayan hecho verle como un justiciero, pero no, no tengas miedo, Él no es así. A lo largo de la vida hay cosas que nos culpabilizan, que nos hacen huir de nosotros mismos, pensamos que Cristo nos juzga de la misma manera que lo hacemos nosotros.

Y no: sólo necesita que le pongas la mano, que te vuelvas a acercar a Él. Sabe de sobra por qué has pasado, no quiere que sufras más, quiere que empieces de nuevo, que seas feliz.

Los "caramelos" que te da te harán sentirte amado, sólo eso es suficiente para volver a caminar. Hoy el reto del Amor es buscar una persona, alguien con quien hablar que te lleve a Él, a Su consuelo, a recuperar la paz que hace tiempo que no sientes. VIVE DE CRISTO
 

No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.