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Santa Eduviges de Polonia: La reina católica que extendió su fe por Europa Oriental

Muy pocas han sido las mujeres que han reinado por derecho propio. Conocemos muchos nombres de reinas regentes pero muy pocos de reinas titulares. Una de ellas, no solo está considerada como una de las soberanas más importantes de la Edad Media sino que es la patrona de las reinas y de la Europa Unida. En 1997 fue elevada a los altares como Santa Eduviges.

Eduviges de Anjou era hija del rey Luis I el Grande, quien ostentó el título de rey de Hungría y posteriormente de Polonia, y su esposa, Isabel de Bosnia. Nació el 18 de febrero de 1374 en el palacio de Buda, donde vivió una infancia feliz junto a sus dos hermanas mayores. Un tiempo breve, pues con tan solo diez años, pasó a convertirse en una pieza clave en la política territorial de la Europa medieval.

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En 1382, fallecía su padre dejando los dos reinos, Hungría y Polonia, en una situación complicada ante la falta de herederos varones. Además, una de sus hermanas mayores había fallecido también por lo que fueron María, su otra hermana, y ella misma quienes tuvieron que asumir un papel importante a pesar de su corta edad. Mientras que María se convirtió en reina de Hungría, Eduviges fue coronada en 1384 como “rey” de Polonia, para dejar constancia que era ella la reina titular y no una reina regente. Que una niña dirigiera los designios de todo un reino no iba a traer estabilidad política, por lo que había que encontrar un marido de manera urgente. El elegido fue Jagellón, duque de Lituania, un poderoso noble que, antes de aceptar casarse con Eduviges tuvo que convertirse al cristianismo. La conversión de Jagellón, quien asumiría el trono polaco como Ladislao II de Polonia, supuso un importante empuje para la extensión del catolicismo en esa zona de Europa que vivió un amplio proceso de evangelización.

Eduviges era una niña culta, bien educada y fervientemente católica. Sin embargo, la propuesta de matrimonio supuso para ella un duro golpe. Jagellón tenía treinta años más que ella. Además, Eduviges ya había estado prometida a Guillermo de Austria, con quien solo se llevaba cuatro años, sino que había depositado en él su sincero cariño. Fue por eso por lo que Eduviges se apoyó en su profunda fe para decidir si debía dar aquel importante paso en su vida. Al parecer, se recluyó en la catedral de Cracovia durante horas ante un crucifijo, pieza que aún se conserva en el templo. Tras aquella larga meditación con Dios, aceptó casarse con Jagellón.

Tras contraer matrimonio a principios de 1386, Eduviges se convirtió en una de las mejores aliadas de su marido. Lejos de recluirse en palacio, la reina tuvo un papel activo en la diplomacia polaca y se preocupó de su pueblo. Fundó hospitales e iglesias y promovió la creación de la Facultad de Teología de Cracovia, en la que siglos más tarde estudiaría el futuro papa Juan Pablo II.

Muy amada y respetada por su pueblo, de ella se transmitieron historias entrañables. Una de las más conocidas está relacionada con la construcción de la iglesia de los Carmelitas de Piasek en Cracovia. Al parecer, la reina se acercó a la zona en la que se estaba erigiendo el templo cuando se conmovió ante la visión de un obrero triste y alicaído. La reina se acercó a ese hombre quien le explicó su dura situación familiar de penurias y enfermedades. Tanto conmovió a Eduviges aquella historia que se arrancó un broche de oro de sus zapatos para regalárselo. Al hacer aquel gesto, se apoyó en una piedra con cal en la que quedó su huella marcada, una huella que, aún hoy, se puede contemplar en un lateral de la iglesia.

Preocupada también por la expansión de su fe, Eduviges apoyó la creación de colegios de salmistas y la producción y traducción de textos sagrados. La reina estaba llamada a continuar haciendo grandes cosas por su reino pero el destino quiso que su vida fuera breve.

A los veinticinco años, Eduviges fallecía el 17 de julio de 1399 tras dar a luz a una niña que tampoco sobreviviría. El rey quedó sinceramente desolado, así como su pueblo, que lloró la muerte de una de sus reinas más queridas.

Apenas tres décadas después de su desaparición se inició el proceso de beatificación de la reina Eduviges. Un proceso que se interrumpió durante siglos hasta que en 1997, fue canonizada por el papa Juan Pablo II. La reina Santa Eduviges de Polonia está enterrada en la Catedral de Cracovia junto a su esposo.

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