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Fray Gabriel, el artesano benedictino

Con casi 90 años, Fray Gabriel sigue trabajando en la obra de Dios, en el arte y en la vida espiritual. Desde muy chico tuvo la inquietud por el dibujo, el modelismo y las maquetas. Siempre estuvo en colegios maristas; estudio la carrera de arquitectura y pensó que hasta ahí terminaría su labor, pero desde que ingresó a la vida religiosa su talento no ha dejado de ser requerido, lo mismo para hacer un souvenir que una obra de arte completa en una capilla. Dispuesto y amable, el doctor, arquitecto y canónico de la Basílica de Guadalupe Fray Gabriel Chávez de la Mora, concedió una entrevista para El Observador

Por Ana Paula Morales

Me gustaría que pudiera hacer una presentación sobre usted, por favor.

▶ Nací en Guadalajara, Jalisco, el 26 de noviembre de 1929. Llevo 50 años de servicio sacerdotal en este lugar. De familia católica. Soy ex alumno de colegios maristas y después de la Universidad de Guadalajara, donde me titulé como arquitecto. Empecé como benedictino en Cuernavaca, en el monasterio de Nuestra Señora de la Resurrección.

Leí que usted remodeló la capilla de ese monasterio, la sección que daba a los fieles.

▶ Bueno, primero arquitecto en Guadalajara, luego benedictino en Cuernavaca, en Santa María de la Resurrección. Después de las provisiones, yo pensé ingresar a la comunidad religiosa, pensando que la arquitectura quedaría fuera de mis planes al entrar a la comunidad, y eso pasó. Los primeros años empecé a hacer artesanía, de eso hace unos 60 años.

Fue muy novedosa por hacer imágenes de plata grabada, montada en madera negra, serigrafía, entre otras artesanías. Pero, hecha la profesión monástica, me empiezan a encomendar arquitectura en la capilla del monasterio en el año 1957 y el obispo de Cuernavaca me encomienda la renovación litúrgica de la catedral en el mismo año.

Por eso son obras pioneras de la renovación litúrgica. Me tocó ser el pionero por 7 u 8 años antes de los textos de la renovación litúrgica; elogios y críticas por esa aportación: una capilla muy sencilla de piedra redonda y la renovación de la catedral que sigue siendo ejemplo. No obstante, hecha antes del Concilio y hace tanto tiempo.

Podría platicarnos un poco más sobre cómo fue que surgió esa inquietud por el dibujo y la arquitectura.

▶ Mi papá fue médico pediatra y ni por equivocación se me ocurrió seguir a mí la carrera de medicina. Pero desde chico tenía el interés por el dibujo, el modelismo y hacer maquetas de construcción. Ya era una disposición inicial desde chico. Por eso seguí carreras que les llamaban «físico-matemáticas» y arquitectura en la prepa y en la escuela de arquitectura.

¿Cuándo tuvo su inquietud hacia la vida religiosa benedictina?

▶ Desde muchacho. Pienso ahora en un hermano mío que ingresó con los maristas. Yo no pensé ser marista, conocí bastante con los jesuitas de Guadalajara, pero tampoco pensé ser jesuita. Yo siempre pensé en la orden monástica y benedictina. Oración, estudio y trabajo son como la síntesis de Ora et labora, el lema benedictino. Dentro del ámbito del trabajo y de la comunidad se me solicitó el trabajo de diseño y la arquitectura, tanto interno como externo.

¿Cómo fue que entró en contacto con el maestro Pedro Ramírez Vázquez?

▶ Lo tuve como conferencista en la Escuela de Arquitectura de Guadalajara, y luego tocó que, cuando iba a ser mi examen profesional, invitamos a maestros de la Ciudad de México y, don Pedro estuvo en mi examen profesional. Fueron cuatro invitados y aparte los sinodales de Guadalajara.

Pero ya ves que te comenté que estuve en estos talleres de artesanía, «Talleres Emaús», allá en Cuernavaca; que llegaron a ser muy reconocidos e importantes, de ahí que me conocieron como «Fray Gabriel», porque así nos decíamos: Fray. En México se conoce más como «Fray» a los franciscanos, dominicos y agustinos, pero los benedictinos venimos hace muy poco, mientras que ellos están en México desde el siglo XVI y se les conoce como «Fray».

Para Pedro Ramírez Vázquez era muy importante el taller que teníamos, sobre todo la platería, en la región de Cuernavaca, y me fue a buscar diciéndome que necesitaba de los talleres, lo cual me cayó de sorpresa. Él estaba dirigiendo la Olimpiada en el año 1967, preparando las Olimpiadas de México de 1968. Él me pidió trabajos para el taller en souvenir, medallería, entre otros, para el comité olímpico. Este fue mi primer trabajo con don Pedro como artesano y me reconocieron como «Fray Gabriel, artesano de Cuernavaca».

Después, resultó que en esta comunidad de Linda Vista, cerca de la Basílica, monseñor Guillermo Schulenburg, Abad de la Basílica, me llamó a trabajar desde 1968; él tenía varias obras allí, en 1970, como la Basílica efímera, que fue el detonante en ese momento para que se construyera la Nueva Basílica. En 1973 nos reunió Schulenburg a Ramírez Vázquez, Belluri y a mí, para planear la Nueva Basílica, pero yo ya estaba trabajando en la Basílica haciendo otras cosas y sigo trabajando en ella.

Y, por ejemplo, cuando usted hace una obra de arte o una artesanía con ese espíritu de ora et labora, ¿cómo lo va trabajando?

▶ Precisamente, el ritmo de la vida monástica es eso, es el rezo del libro de la Liturgia de las Horas, la Eucaristía; bien se puede decir del ora et labora que es el deber, pero también el orar es una tonalidad de la vida monástica. Sigo precisamente eso. No que yo tenga una especie de disciplina como la tiene, por ejemplo, un monje iconógrafo, un bizantino o un oriental, que tienen una disciplina y permiso del Superior para dedicarse a ser íconos, no tanto así, sino una tonalidad de la vida monástica, no es tanto la disciplina como lo que es el oficio de lecturas, las Laudes, ir a Misa, las Vísperas, Completas, es decir, tendría todo el día ritmado con oración y lecturas.

Entonces el trabajo entra en eso, una tonalidad de la vida monástica. Entra como disciplina personal y me gusta mucho esa especie de jaculatorias y de oraciones breves, tener esa oración de palabra.

¿Cuáles son los proyectos que tiene en puerta?

▶ Santuarios: Juan Pablo II en Tuxtla Gutiérrez; José Sánchez del Río, en Saguayo, Michoacán; el Señor de la Expiración en Colima; Cruz Monumental en Monterrey; Centro Partoquial San Benito en Guadalajara.

El artista multifacético

» Aunque es mayormente conocido por sus obras arquitectónicas, también es un destacado vitralista, creador de artes aplicadas, autor de arte sacro, diseñador de muebles y ornamentos litúrgicos.

» Incluso es creador de una tipografía, el «Abecedario Basílica», con el que están escritas todas las frases del santuario mariano en la Ciudad de México.

» No sólo construyó la primera capilla en el Monasterio Benedictino, además fundó los Talleres Monásticos de artesanía religiosa, que más tarde se llamarían Emaús.

Publicado en la edición impresa de El Observador del 20 de octubre de 2019 No.1268

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