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¿Eres madre y te sientes desbordada?

Entre la oficina, los niños, el hogar y la cocina, la madre parece a veces un tornado deambulando de una actividad a otra sin parar. ¿Resultado? La impresión de estar haciendo todo mal.

Si sueles estar, como Cruella, alborotada, gritándole a los niños o más que triste con tu esposo, ¡es importante que revises tu organización y tomes decisiones!

1.Identifica tus prioridades

¿Qué es lo más importante ahora mismo? ¿Pasar tiempo con tu esposo, con tal niño o consultar los documentos importantes que has traído de la oficina? ¿Limpiar? ¿Charlar con las amigas? ¿Practicar algún deporte? ¿Ir a una reunión en la escuela?

Cuando tengas hecha la lista de cosas importantes, habla con tu marido para fijar juntos las prioridades. Ten  en cuenta, en la medida de lo posible, que todos hagan lo que mejor saben hacer. 

2. Localiza los “agujeros negros” que absorben tu precioso tiempo

En una empresa, sabemos exactamente el tiempo y los medios utilizados para producir un determinado servicio o producto. Sin ser una especialista en organización, puedes identificar las tareas o actividades que te quitan más tiempo y tratar de racionalizarlas. Por ejemplo, en lugar de llamar a una amiga o a una hermana a cualquier hora para contarle una idea que acabas de tener, envíale un mensaje por WhatsApp.

Cocinar todas las noches puede resultar agotador. ¿Y si prepara la comida para varios días con antelación, duplicar cantidades y congelas? ¡El Batch cooking está de moda! ¿Y por qué no pedirle a su marido que se encargue él de cocinar algunos días?

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¿Haces con mucha frecuencia la compra? En este caso, intenta (si tienes espacio para almacenar) hacer una sola compra semanal, quincenal o mensual. Aprovecha los repartos a domicilio o, al salir de la oficina, recoger la compra realizada a través de Internet.

¿Tus hijos hacen muchas actividades extraescolares y te sientes más taxista que madre? Plantéense limitar el número de actividades de sus hijos y piensen en la posibilidad de hacer turnos con otros padres para llevar y recoger a los niños.

3. Tómate la vida con filosofía

Una casa con niños pequeños nunca podrá ser perfecta a no ser que vayas siempre detrás de los críos con una escoba y una fregona. No te estreses si no tienes tiempo para pasar el aspirador. Te cansarás menos si no eres tan estricta con respecto a tu propia organización. Dicho esto, es importante que te sientas bien en tu propia casa y tengas al menos el salón limpio y ordenado para recibir visitas inesperadas en un ambiente relajado.

4. Saber perder el tiempo para ahorrar tiempo

Disfruta de 15 minutos de siesta los fines de semana. Seguro que te sentará de maravilla. Te sentirás descansada, estarás en buena forma hasta el final del día. A lo largo de la semana, intenta acostarte temprano porque nunca sabes cómo vas a pasar la noche (entre la pesadilla de uno o la enfermedad del otro).

A menudo es muy difícil tomar un momento de oración diaria, pero ten por seguro que no te impedirá hacer lo que tienes que hacer. Al contrario, la oración trae paz, reduce el estrés y permite una mejor gestión de las prioridades. Por lo tanto, el tiempo dedicado al Señor nunca se desperdicia.

5. No eres la única responsable del mantenimiento de la casa

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Hable con su pareja sobre qué actividad puede hacer regularmente: hacer la compras (con una lista específica de cosas que comprar), llevar a los niños a sus actividades extraescolares o recogerlos cuando salgan de la escuela. Implique a sus hijos en las tareas domésticas desde temprana edad. Un niño de tres años puede poner su plato sucio en el fregadero o su ropa en la lavadora. Cuando crezca, puede hacer su cama o aspirar su cuarto. Siéntase libre de pedir a todos que mantengan una parte común de la casa: sala de juegos, salón, baño, escaleras.

Guila Gaillard

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