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El asesinato de un “custodio” de la Amazonía que sacude a Brasil

Un verdadero “custodio”, expresión que le gusta acuñar al papa Francisco. Es que Paulo Paulino Guajajara -indígena de la Amazonía brasileña asesinado en la noche del viernes 1 de noviembre- pertenecía a un grupo autodenominado “guardianes del bosque”, o sea, personas encargadas de fiscalizar en cuanto a actividades ilegales y proteger esa zona de la “casa común” por cuenta propia.

Su muerte, repudiada, entre otros, por organismos de Derechos Humanos, se produjo en reserva Araribóia, en el municipio de Bom Jesus das Selvas, en el Estado de Maranhão. Y aconteció tras un enfrentamiento con madereros, ataque que también dejó herido a un compañero suyo, identificado como Laércio Guajajara, un líder indígena de la región.

La muerte de Paulo rápidamente generó conmoción en Brasil y entidades encargadas de hacer su voz en cuanto a cuestiones ambientales, como Greenpeace o Survival International, también se expresaron con contundencia.

Un caso que se investigará

“No ahorraremos esfuerzos para llevar ante la justicia a los responsables de este grave crimen”, expresó a través de las redes sociales el ministro de Justicia de Brasil, Sergio Moro, confirmado que la Policía Federal iría tras este caso.

Lo propio se hizo desde el Gobierno de Maranhão al señalar su apoyo con respecto a la situación y anunciar el envío de equipos especiales al lugar de los hechos para encontrar respuestas.

En tanto, en las últimas horas también se expresó el Consejo Indigenista Misionero (CIMI), un organismo vinculado a la iglesia católica, organización que había indicado en un reporte que “las invasiones de tierras indígenas en Brasil aumentaron 44% en los primeros nueve meses de este año, que coinciden con el tiempo que lleva en el poder el presidente Bolsonaro”, indica ANSA.

“El Consejo Misionero Indígena (Cimi), con indignación y tristeza, acusa y culpa al Estado y al gobierno brasileño por el cobarde asesinato de Paulo Paulino Guajajara”, expresa a través de una nota publicada el 2 de noviembre y en la que también hace un relato de lo acontecido.

“CIMI ha estado denunciando el aumento de las invasiones de territorios indígenas, como resultado del estímulo de los agentes públicos y privados que se suman a la regularización de los territorios concebidos por la Constitución Federal. Hoy no es exagerado decir que los pueblos indígenas ya no pueden moverse con seguridad dentro de sus territorios”, expresa otro pasaje del comunicado.

“Reiteramos la investigación necesaria de los hechos y el castigo ejemplar del culpable como lo mínimo que se puede hacer en esta situación. Por lo tanto, incluso argumentamos que las invasiones que ocurrieron en los territorios en 2019, con sus consecuencias nocivas, no se están despejando; por el contrario, están motivados y pueden ocurrir más tragedias”, advierte el CIMI.

Mientras todo esto acontece, hoy la foto de este joven interpela, pues detrás de este rostro había un verdadero “custodio de la Amazonía”, sitio que ha merecido durante el mes de octubre una mirada especial de parte de la Iglesia a través de un sínodo. Hoy su gente llora su muerte. Paulo estaba casado y tenía un hijo.

“A veces tengo miedo, pero tenemos que levantar la cabeza y actuar. Estamos aquí luchando (…). Está ocurriendo tanta destrucción de la naturaleza, que buenos árboles con madera tan dura como el acero son cortados y quitados (…) Tenemos que preservar esta vida para el futuro de nuestros hijos”, había dicho Paulo este año a la Agencia Reuters.

La Amazonía y su gente en imágenes: 

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