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Esplendores y miserias de “Downton Abbey” en el cine

a creación de Julian Fellowes llega a su fin. Porque hay que saber dejar las buenas cosas donde se quedaron, el largometraje no añade gran cosa a la apreciación general de la serie Downton Abbey. Coronada con tres Globos de Oro y quince Premios Primetime Emmy, la serie ha entrado en el Guiness de los récords como la que ha cosechado las mejores críticas de la televisión.

Aunque el padre de la serie consiguió superarse después de Gosford Park (2001), escrita especialmente para el muy añorado Robert Altman, probablemente se dejara llevar por la nostalgia de terminar esta aventura o el deber de volver a su universo. Retoma además un elemento clave de esa obra maestra al centrarse en la relación de los criados con sus empleadores, una fuente de múltiples peripecias. El argumento nos sorprende felizmente siempre por su humor, sobre todo cuando sale de la boca de Maggie Smith. Así, volvemos con placer a la mansión, donde se desarrollan pequeños dramas que terminan asumiendo proporciones inmensas.

Downton Abbey, sus sueños, su clase y el arte del trato social

En 1927, muchas cosas han cambiado en Downton Abbey desde el matrimonio de Edith. Sin embargo, lo más importante es la inesperada llegada de la pareja real, que sacude de arriba abajo toda la casa. El drama —y el hilo humorístico sobre todo—, es que el rey y la reina no se desplazan jamás sin sus propios criados. Un juego de poder se desencadenará entre el servicio de la casa y el visitante para disputarse la atención real.

Durante ese tiempo, la aristocracia inglesa se engalana con su don de la sugestión, su arte de la conversación y sus buenas maneras para lograr sus fines o limar asperezas. La mayoría de los personajes de la serie logran salir en escena, gracias a una composición del guion perfectamente hilada. Se entremezclan varias intrigas, sin que sea posible saber cuál tiene mayor prevalencia sobre las otras.

Pero poco importa, el hermoso mundo de Downton Abbey resucita por un momento ante nuestros ojos con una eficacia arrolladora y unas escenas como con sabor a un té inglés al que se le habría echado whisky en vez de leche.

Sin embargo, detrás de toda esta agitación surge una reflexión. La del tránsito de la tradición al nuevo mundo, de la vida organizada y desmesurada en el seno de una mansión a una existencia más flexible y menos restrictiva. No obstante, las propiedades transmitidas de generación en generación son la garantía de la independencia de la nobleza, según la divisa de “ser libre y servir” de la aristocracia inglesa, sin importar el precio, sin importar el esfuerzo. 

Downton Abbey, dirigida por Michael Engler con guion de Julian Fellowes, 2h03, estrenada en España el 20 de septiembre de 2019.

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