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Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, contra los obispos argentinos por hablar de reconciliación

Durante la última Asamblea de la Conferencia Episcopal Argentina los obispos de este país convocaron a familiares de víctimas tanto de la violencia ejercida desde el Estado durante la última dictadura militar entre 1976 y 1983, como del accionar de la guerrilla. El propósito era, según expresaron en una primera nota de prensa, comenzar con “un itinerario de trabajo sobre el tema reconciliación en el marco de la cultura del encuentro”.

Organismos de derechos humanos como las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas de Plaza de Mayo no vieron con buenos ojos el planteo de la reconciliación enunciado por los obispos.

“No tenemos que reconciliarnos con nadie; yo no agravié a nadie; fui agraviada con el asesinato de mi hija y el robo de mi nieto. Es un disparate. Es herir susceptibilidades, es como abrir una brecha más que cerrarla”, consideró Estela de Carlotto, titular de las Abuelas de Plaza de Mayo.

Las Madres, por su parte, pusieron sillas frente a la sede de la Conferencia Episcopal en Buenos Aires y se manifestaron sobre la calle con una pancarta que decía “Ni olvido ni perdón ni reconciliación. 1,000 años de prisión”.

Más allá de distintos períodos de acercamiento y con los matices entre las líderes de las Abuelas y las Madres, la relación de estos dos organismos nunca fue buena con una importante parte de la Iglesia Argentina. Suelen acusar de manera institucional a la Iglesia por encubrimiento y complicidad con los crímenes perpetrados por la dictadura.

“Hubo un enorme malentendido sobre el objetivo de este camino de reflexión, que no tiene otra intención que hacer un examen de conciencia, sanar y cerrar nuestras heridas sobre aquellos años”, buscó aclarar el Obispo de San Isidro monseñor Óscar Ojea en un diálogo con la Agencia AICA.

Además, precisó que hay “distintos modos de reconciliación” y que desde la doctrina cristiana implica “unir lo que está separado, pero no sin justicia”. Otro obispo, monseñor Jorge Lozano, coadjutor de San Juan, insistió con la agencia Télam que no puede haber “reconciliación sin justicia”. “No estamos buscando que con la palabra reconciliación se dé marcha atrás con los juicios de lesa humanidad. La Iglesia no busca el olvido”, aclaró el prelado.

No es la primera vez que la Iglesia argentina habla de reconciliación. Incluso cuando entre sus obispos se encontraba el hoy Papa Francisco, hablaba e invitaba a la reconciliación por los eventos ocurridos durante esos años.

“Seguimos comprometidos y empeñados en promover la fraternidad y la amistad social en el pueblo argentino, para lograr caminar juntos en la búsqueda del bien común. La reconciliación no es ‘borrón y cuenta nueva’, y menos impunidad. Es necesario: el empeño en la búsqueda de la verdad, el reconocimiento de cuanto sea deplorable, el arrepentimiento de quienes sean culpables, y la reparación en justicia de los daños causados (cf JUAN PABLO II, Jornada por la Paz 1997). También debemos reconocer que el perdón y la reconciliación son dones de un Dios, que nos hace hermanos”, decían los obispos en noviembre de 2012. Entre ellos, Jorge Mario Bergoglio.

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