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Bolivia: Una luz de esperanza para la familia de la niña que murió de hambre

Fue un caso que conmocionó a la sociedad boliviana y a la región en el mes de marzo. Para muchos se trató de un claro ejemplo de indolencia social en la ciudad de El Alto (La Paz) y con un gran tema de fondo: la pobreza extrema que sacude a varios países de América Latina.

En este caso, la víctima fue Eva Quino, una niña de 12 años, cuya autopsia determinó que murió a causa de una desnutrición crónica, aunque además sufría de ataques de epilepsia, indicó en su momento La Razón de Bolivia.

Esta niña vivía con sus padres, ambos postrados en una cama debido a inconvenientes de salud, y otros cinco hermanos, entre ellos Alan, el mayor de 19 años, quien al mismo tiempo hacía las veces de sustento de la familia a través de salidas temporales para trabajar y llevar algo de comer a la casa.

Debido a esta situación tan precaria los hermanos tuvieron que abandonar la escuela y comían cuando podían. Rápidamente, hecho público el caso, muchos empezaron a tomar conciencia del hecho y se empezaron a generar acciones para que el calvario que tuvo que atravesar Eva no se repitiera con el resto.

Así pues, con el correr de los días una luz de esperanza empezó a envolver a la familia de Eva. Por un lado, un reciente reencuentro familiar (los padres estuvieron todo este tiempo hospitalizados) a un mes de la tragedia gracias a la colaboración de Aldeas Infantiles SOS que alquiló una vivienda de forma transitoria para que sus integrantes la habiten, pero con la promesa del gobierno de un nuevo hogar inminente.

Por otro lado, la buena noticia para tres hermanos de Eva, quienes en estos días volvieron a estudiar gracias a la acogida que se les dio el colegio Don Bosco, San Martín de Porres, en El Alto.

De estos tres hermanos, Antonio , de 13 años, ingresó a 2º de secundaria. Los otros dos,   Andrés (9) y Serafina (8) comenzaron escuela en 1º de primaria, recuerda La Razón.

“Hoy retornaron a clases. Estaban nerviosos, no sabían qué decir”, contó Alan, el hermano mayor y que cargó con la responsabilidad de llevar el sustento a la familia, reproduce La Razón.

Alan, quien luego de la situación que sacudió a la opinión pública pudo conseguir un trabajo estable, señaló a ese medio que el primer sueldo que recibió lo destinó a la compra de material escolar para sus hermanos y algunos muebles necesarios.

“Estamos juntos al fin”, dijo a El Deber un Alan reconfortado, pilar para que esta familia no cayera en la desgracia de forma completa. Alan tiene trabajo, sus hermanos y los padres volvieron a estar juntos y salir de la miseria.

Físicamente falta Eva, pero en el fondo esta familia está convencida de que también está junto a ellos. Solo queda esperar que lo acontecido en El Alto no se vuelva a repetir y sea ejemplo de mayor compromiso para con los más desfavorecidos.

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