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EEUU: Crecen deportaciones de indocumentados sin antecedentes penales

Se veía venir. De las detenciones de indocumentados con antecedentes penales o con simples faltas administrativas se ha pasado, por parte del Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) a las detenciones de indocumentados sin antecedentes penales.  Por el simple hecho de ser indocumentados.

A tres meses del inicio de la administración de Donald Trump, las detenciones de indocumentados que no son, ni remotamente, “bad hombres” (apelativo que le dio Trump en un debate con Hillary Clinton a los indocumentados, sobre todo mexicanos, que pertenecían a pandillas o traficaban droga) se han duplicado con respecto al mismo período de la presidencia del demócrata Barack Obama.

Para los analistas políticos estadounidenses, esta es una señal muy clara de que el presidente Trump y su equipo de seguridad nacional están intentando, en esta materia, desmarcarse del régimen de Obama y enviando, según han dicho miembros del gabinete Republicano, una señal que “asuste” a los inmigrantes a cruzar la frontera.

De acuerdo con la edición de fin de semana del diario The Washington Post, desde enero hasta mediados de marzo fueron detenidos 5,441 inmigrantes sin antecedentes penales, lo que más que duplica a cifra del último período de 2016, bajo el gobierno de Barack Obama, aunque también ha subido la cifra de detenciones -en 32.6 por ciento- de quienes sí tienen antecedentes penales.

El cambio prometido por Trump está viéndose en este tema tan controvertido y tan lleno de aristas como es el de la migración.  Tanto que John Kelly, secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, durante una entrevista dominical con el programa “Meet the Press”, señaló que bajo esta administración, la ley de inmigración ha cambiado en la forma en que se tienen en cuenta los niveles de criminalidad. Indicó que ahora, condenas por conducir bajo los efectos del alcohol u otra substancia (DUI) podrían iniciar un proceso de deportación.

Pero, también, ha cambiado en cuestiones jurídicas.  Tanto así que la Corte Suprema acaba de rechazar una apelación de madres inmigrantes y sus hijos para no ser deportados por temor a ser hostigados si regresan a sus países en Latinoamérica.

Los jueces ratificaron el fallo de un tribunal inferior de que las familias no tenían derecho a apelar sus deportaciones ante una corte federal. Las 28 madres y sus 33 hijos fueron arrestados en Texas poco después de cruzar la frontera ilegalmente y las autoridades de inmigración rechazaron sus pedidos de asilo. Los inmigrantes provienen de Honduras, Guatemala y Ecuador.

​Según han dicho activistas pro-inmigrantes, el tema de fondo es provocar miedo entre los inmigrantes y sus familias y obligarlos a no impulsar más la migración de sus familiares y a repatriarse voluntariamente.

Contra este objetivo (no declarado), se ha erigido la llamada “Caravana Contra el Miedo”.  Se trata de un movimiento integrado por activistas y trabajadores inmigrantes que partió la semana pasada de la ciudad de Sacramento, capital de California, hizo escala en el muro fronterizo que separa San Diego (California) de Tijuana (México), y sigue en otras ciudades californianas, exigiendo un alto a las políticas migratorias que separan a familias.

La caravana recorrerá varias localidades de California y de Texas, en una ruta que se extenderá sobre los 3,000 kilómetros de la frontera con México, para regresar a Los Ángeles y participar en los actos por el próximo primero de mayo, día en el que se esperan concentraciones masivas de trabajadores indocumentados y trabajadores legales para pedirle al gobierno estadounidense que cese en su política de deportación de padres o madres de familias “ilegales”.

El mensaje de esta caravana es pedir que la comunidad inmigrante de todo el país se solidarice y que no ceda ante el miedo provocado por el aumento de las deportaciones de indocumentados sin o con antecedentes penales.  Y que resista a las amenazas de redadas, las deportaciones y los actos de odio que, por desgracias, siguen produciéndose en buena parte de la Unión Americana.

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