La maternidad no basta para explicar por qué las mujeres cobran menos que los hombres
Tal y como exponía en el articulo anterior, numerosos artículos y experimentos han analizado la brecha salarial entre hombres y mujeres. Es una evidencia que merece ser investigada no sólo por las implicaciones en el bienestar económico, sino también porque encierra una problemática controvertida acerca de la racionalidad y la irracionalidad en las decisiones económicas.
¿Cómo se puede justificar que para el mismo trabajo se retribuya de forma diferente? Podría llegar a no ser preocupante si los mercados atenuasen la irracionalidad imponiendo con la ratio de precios relativos en equilibrio la asignación racional y eficiente. No obstante, los datos avalan que en el mercado laboral persiste una brecha salarial en perjuicio de la mujer que tiene visos de discriminación.
De ser así, o bien es racional discriminar, lo que transgrede a toda lógica, o bien existen indicios de que la racionalidad en el proceso de decisión pudiera estar condicionada y en ocasiones sobrepasada. Por eso, se precisa conocer si esta brecha salarial se debe en su totalidad a la discriminación por razón de género o existen otros factores laborales objetivos diferenciales que sustentan dichas diferencias. En el caso de que se dé una discriminación salarial irracional parece sensato indagar qué propicia que los mercados sean incapaces de corregir esta irracionalidad.
En primer lugar, se constata que esta brecha salarial se da en casi todos los países del mundo de forma clara, sistemática y sostenida en el tiempo. Es una regularidad empírica y por eso mismo, es objeto de múltiples estudios e informes. La brecha salarial total para los países de la OCDE, oscilaría entre un 20% y un 40% .
Eurostat publicó que la brecha salarial europea en el 2013 ascendía a un 16,4%, desde el 2008 ha descendido 0.9 puntos mientras que en España ha ascendido 3.2 puntos alcanzando casi un 20%, de los mayores datos de la Unión Europea. De acuerdo con la encuesta anual de estructura salarial del Instituto Nacional de Estadística de 2014, con datos de 2012, el salario medio anual femenino rondaba esos 20 puntos de diferencia con un 23.9%.
Ahora bien, no toda la brecha salarial implica discriminación salarial. En el Informe Mundial sobre Salarios de la Organización Internacional del Trabajo del 2014/15, se constata la persistencia en la brecha salarial y se analiza qué parte podría ser explicada mediante características laborales objetivas como el nivel de estudios y la experiencia laboral.
Una vez controladas las variables laborales que el mercado sí puede diferenciar, nos quedaría la parte “no explicada”, la parte de la brecha salarial que no se fundamenta en características laborales y objetivas para el mercado. El informe demuestra que esta brecha no explicada es significativa hasta el punto de que en la mitad de los países de economías desarrolladas representados en la muestra hay una práctica equivalencia entre la brecha total y la “no explicada”.
No obstante, para el caso de España, el boletín económico del Banco de España atribuye tres cuartas partes de esta brecha a la parte explicada por las variables objetivas del mercado. Por lo tanto, al menos cinco puntos se corresponderían con una suerte de discriminación salarial.
Muchos han sido los estudios que han intentado explicar porqué las mujeres tienden a cobrar menos. Si bien en algunos casos, se han podido investigar variables laborales que podían dar explicación a la brecha salarial., éstas no permitían explicar la totalidad, mostrándose incapaces en reducir en su totalidad la brecha salarial “no explicada” a factores laborales. Se alude entonces al posible abandono del mercado laboral para
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