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Papa Francisco en Hiroshima: Uso de energía atómica para la guerra es inmoral 

El papa Francisco denunció con “convicción” que el uso de la “energía atómica con fines de guerra es un crimen”. Lo dijo este domingo 24 de noviembre en la ciudad de Hiroshima, Japón,  donde Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica de la historia el 6 de agosto de 1945. 

Con un lenguaje directo, en el lugar símbolo llamado “Memorial de la Paz”, el Papa habló de crimen “contra el hombre y su dignidad sino contra toda posibilidad de futuro en nuestra casa común”. 

Así, sostuvo que el “uso de la energía atómica con fines de guerra es inmoral. Seremos juzgados por esto. Las nuevas generaciones se levantarán como jueces de nuestra derrota si hemos hablado de la paz, pero no la hemos realizado con nuestras acciones entre los pueblos de la tierra”.

Tras visitar también Nagasaki, la segunda ciudad en sucumbir ante el bombardeo atómico (9 de agosto de 1945), el Papa concluyó su segundo día en Japón trasladándose a Hiroshima.  

En el Parque instituido en 1954 por la paz, Francisco encontró allí a 20 líderes religiosos y otras 20 víctimas de la bomba atómica, además participaron 1300 fieles e invitados. 

Recordar, caminar juntos, proteger”, dijo Francisco “son los tres imperativos morales que, precisamente aquí en Hiroshima, adquieren un significado aún más fuerte y universal, y tienen la capacidad de abrir un auténtico camino de paz”.

Silencio, solemnidad y sobriedad marcaron el encuentro. Luego, se escuchó el toque de las campañas por una humanidad que aún no tiene paz para luego romper el silencio con la voz de los sobrevivientes de la hecatombe.  

Francisco dijo venir como misionero de paz: «Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: La paz contigo» (Sal 122,8).“Dios de misericordia y Señor de la historia, a ti elevamos nuestros ojos desde este lugar, encrucijada de muerte y vida, de derrota y renacimiento, de sufrimiento y de piedad”.  

Así, el Papa en Hiroshima recordó a los sobrevivientes de los bombardeos atómicos de 1945, donde el 6 de noviembre de 1945, la primera bomba atómica lanzada por un bombardero norteamericano, el Enola Gay, ha dejado el balance de 200 mil víctimas y de los heridos que sufrieron las radiaciones nucleares. 

“Aquí, de tantos hombres y mujeres, de sus sueños y esperanzas, en medio de un resplandor de relámpago y fuego, no ha quedado más que sombra y silencio. En apenas un instante, todo fue devorado por un agujero negro de destrucción y muerte”. 

Francisco manifestó que sintió el deber de venir a este lugar como peregrino de paz, “para permanecer en oración, recordando a las víctimas inocentes de tanta violencia y llevando también en el corazón las súplicas y anhelos de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, especialmente de los jóvenes, que desean la paz, trabajan por la paz, se sacrifican por la paz”. 

El Papa recordó el “grito de los pobres, que son siempre las víctimas más indefensas del odio y de los conflictos”. “Quisiera humildemente ser la voz de aquellos cuya voz no es escuchada, y que miran con inquietud y angustia las crecientes tensiones que atraviesan nuestro tiempo, las inaceptables desigualdades e injusticias que amenazan la convivencia humana, la grave incapacidad de cuidar nuestra casa común, el recurso continuo y espasmódico de las armas, como si estas pudieran garantizar un futuro de paz”. 

Los países que tienen armas nucleares son 9: Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia, India, Paquistán y Corea del Norte.

En este contexto, el Papa insistió en la “construcción de la paz en la verdad y en la justicia” que significa reconocer que “son muchas y muy grandes las diferencias entre los hombres en ciencia, virtud, inteligencia y bienes materiales”. 

Sin embargo, afirmó, que jamás puede justificarse “el propósito de imponer a los demás los propios intereses particulares. Por el contrario, todo esto constituye una fuente de mayor responsabilidad y respeto”. 

Asimismo, exhortó a “las comunidades políticas, que legítimamente pueden diferir entre sí en términos de cultura o desarrollo económico, están llamadas a comprometerse a trabajar «por el progreso común», por el bien de todos”. 

De hecho, si realmente queremos construir una sociedad más justa y segura, debemos dejar que las armas caigan de nuestras manos: «No es posible amar con armas ofensivas en las manos. 

Por lo tanto, “no podemos permitir que las actuales y nuevas generaciones pierdan la memoria de lo acontecido, memoria que es garante y estímulo para construir un futuro más justo y más fraterno; recuerdo expansivo capaz de despertar las conciencias de todos los hombres y mujeres, especialmente de aquellos que hoy desempeñan un papel especial en el destino de las naciones; memoria viva que nos ayude a decir de generación en generación: ¡nunca más!”. 

Programa en Japón

De vuelta a Tokio, el lunes, el papa Francisco dialogará con jóvenes, el emperador Naruhito, el primer ministro, Shinzo Abe, otras autoridades y el cuerpo diplomático, aparte de celebrar una misa en el Domo de Tokio, el estadio más famoso de Japón.

La visita terminará el martes al mediodía, pero antes tendrá una homilía privada en la capilla de la Universidad de Sophia, allí además desarrollará otras actividades y dará un discurso.

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