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Retiran imagen de Jesucristo desnudo de una muestra en el Congreso argentino

Suele ser noticia la facilidad con la que en el nombre de la libertad de expresión se agrede a Jesucristo, la Virgen María u otras referencias del cristianismo. Y también la larga burocracia para retirar las ofensivas obras. Sin embargo, en esta ocasión, la reacción ante una obra presumiblemente ofensiva expuesta en un espacio público fue inmediata. La noticia es que ni bien alguien advirtió la ofensa que podía representar una obra en una exposición pública, ésta fue retirada.

El escritor y funcionario agropecuario Jesús María Silveyra había advertido en una carta de lectores al diario Clarín que la muestra Imaginario, exposición de la obra del fallecido artista Floreal Jaka, expuesta en el edificio Anexo de la Cámara de Diputados, en el que tienen despacho numerosos parlamentarios y que suele usarse para conferencias y muestras culturales, se exponía una imagen de Jesucristo crucificado desnudo que podría ser ofensiva para los cristianos.

Inmediatamente tras la publicación de la Carta, la Dirección de Cultura de la Cámara de Diputados dispuso el retiro de la pintura. Y su directora, Andrea Barbieri, se disculpó en el diario La Nación: “Nunca fue intención mía ni de mi equipo ofender los valores de los que profesan la fe cristiana -de hecho, la mayoría de nosotros somos cristianos- ni los de ningún otro credo. Quizás el error fue no haber tomado registro de todas las imágenes que se exhibirían, dado que somos una institución pública nacional”.

La familia del artista aclaró que Jaka no había pretendido con su obra ofender a los cristianos. El propio Silveyra aclaró luego que el problema más allá de la desnudez de Cristo en la cruz, cuestión que la academia discute aunque la tradición habitualmente ha retratado el momento cubriendo sobre sus genitales, es la “tergiversación que se hace de un signo tan caro de nuestra fe”. “El resto de los ciudadanos que profesan otros cultos estarán de acuerdo con esta solicitud, porque lo mismo ocurriría si se exhibiera desnudo a Moisés, Abraham, Mahoma, Buda o Vishnú”, completó el escritor.

La rápida reacción de la Dirección de Cultura de la Cámara Baja contrastó con lo ocurrido con la muestra en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, responsabilidad de la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, que también hizo autocrítica por no haber revisado la posible ofensa de algunas de las piezas, pero no retiró de la muestra “Para todes, todes” una imagen de la Virgen María intervenida con el pañuelo con el que se promueve el aborto. Y la evidencia del sentimiento y la provocación era mucho más contundente que en este caso. Hubo que esperar a una intervención judicial para que la imagen se exhiba a puertas cerradas.

Resta en el Estado cumplimentar la autocrítica realizada tanto en este caso como en el de la Virgen con el pañuelo del aborto: revisar las piezas antes de autorizar su exposición. Los antecedentes no son recientes, y se remontan a varios años.

Cuando era Arzobispo de Buenos Aires el cardenal Jorge Bergoglio hizo frente a una exposición en un espacio público del gobierno de la Ciudad en la que se presentaban ofensivas obras del artista León Ferrari. El Cardenal Bergoglio reflexionaba por entonces con palabras que bien pueden aplicarse a cada caso en que el arte, expuesto en espacios públicos o no, agravie nuestra Fe: “Jesús ya nos había advertido que sucederían estas cosas y, con mucha ternura, nos dijo que no tuviéramos miedo, que somos su pequeño rebaño, que perseveráramos en la lucha por la fe y en la caridad, esperando en él, orando con verdadera confianza de hijos al Padre que nos quiere. Frente a esta blasfemia que avergüenza a nuestra ciudad les pido que, todos unidos, hagamos un acto de reparación y petición de perdón”.

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