“Dios me envía a servir”: Rodrigo Aguilar, nuevo obispo de San Cristóbal
Por Gilberto HERNÁNDEZ GARCÍA |
“Como obispo quiero orar y ayudar a que en la relación con los demás superemos la corrupción, los rencores, la violencia, todo aquello que nos invadido y pretende enseñorearse y adueñarse del territorio, de nuestras comunidades y de nuestras vidas y pretende someternos, con esperanza en el Espíritu Santo que nos conduce y sostiene”. Son las palabras que Monseñor Rodrigo Aguilar Martínez pronunció al tomar posesión como obispo de San Cristóbal de Las Casas (SCLC), este 3 de enero.
Monseñor Aguilar Martínez, de casi 66 años de edad y originario de Valle de Santiago, Guanajuato, expresó que llega a la diócesis de San Cristóbal “con la paz de saber que me envía Dios a servir”; y se dijo “comprometido con la defensa del medio ambiente y con la creación de Dios que es la tierra y todos sus recursos naturales, naturaleza de la cual forma parte también el ser humano, al ser creado como una maravilla a semejanza e imagen de Dios”.
Caminar en un solo corazón
Antes de la Eucaristía, a nombre de la diócesis de SCLC, la hermana María del Refugio Esparza Macías, secretaria canciller de esa demarcación eclesiástica, invitó al nuevo obispo a “caminar juntos hacia nuestro sueño de ser una Iglesia autóctona, liberadora, evangelizadora, servidora, en comunión y bajo la guía del Espíritu”, conforme lo indica el III Sínodo diocesano
La religiosa también señaló: “Monseñor Rodrigo, queremos caminar en un solo corazón, somos conscientes de que a veces el camino parece sencillo y llano, otras duro y difícil. Hay momentos de seguridad y gozo, también horas de cansancio y desaliento, pero caminar tras las huellas de Jesús implica superar obstáculos, abandonar caminos equivocados y descubrir nuevos horizontes… Todo es parte del camino”.
Recibido con fe, esperanza y apertura de corazón
Por su parte, Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, quien condujo esa diócesis por 17 años, al darle la bienvenida a su sucesor, dijo: “con mucha fe, con una gran disponibilidad y por amor al Señor y a su pueblo aceptaste venir a esta Iglesia local como cabeza y pastor, como siervo y esposo, como padre y hermano, para continuar, hoy y aquí, la misión de Jesús, encomendada a los apóstoles y a sus sucesores. Te recibimos con fe, con esperanza y con apertura del corazón”.
Arizmendi, al presentarle al nuevo obispo de SCLC la realidad de la diócesis que deja, señaló que aún “persisten mucha pobreza y marginación, y no hemos hecho más por la promoción integral de la comunidad; además, persisten en algunos sectores de la sociedad actitudes de no aceptación de corazón hacia los indígenas, y de incomprensión hacia sus culturas”.
Expresó su dolor por el desplazamiento de indígenas pobres del municipio de Chalchihuitán, por las divisiones políticas en Oxchuc, en Chenalhó y en tantas otras partes; y por el deterioro de la democracia, porque “hay luchas implacables por el poder en todos los niveles y se degeneran las campañas en ofertas de dádivas y en promesas difíciles de cumplir.
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