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Las brujas y Trump: ¿Qué demonios es esto?

La semana pasada miles de autodenominadas brujas de los Estados Unidos anunciaron públicamente su intención de lanzar un “hechizo vinculante” contra el presidente Donald Trump, con la esperanza de expulsarlo de su cargo.

Según informa el periódico The Boston Globe, el hechizo se realizaría el 24 de febrero a medianoche y se repetiría en cada “luna menguante hasta que Trump abandone su cargo, para evitar que el presidente dañe a las personas y la naturaleza”. Hechizos adicionales se lanzarían el 26 de marzo, el 24 de abril y el 23 de mayo, con la intención de continuar con los hechizos hasta que Trump deje de ser presidente.

El hechizo ha sido publicado en Internet para que se unan brujos y brujas de todo el mundo, y aunque este “abracadabra” pueda resultar risueño al público general, los brujos que realizan estos rituales van en serio con sus acciones. Creen firmemente que su ritual negativo tendrá un efecto espiritual de protección sobre la nación contra las políticas y la agenda del presidente Donald Trump.

El mago Michael M. Hughes explicó a The Boston Globe que el hechizo, que, entre otras cosas, “incluye una vela naranja, un alfiler, una cata del tarot y quemar una fotografía poco favorecedora de Trump, no es un maleficio o una maldición y no tiene como objetivo dañar físicamente a nadie; es para evitar que se haga daño”. Se cree que unos hechizos similares se emplearon para proteger a los manifestantes de la reserva india de Standing Rock.

Puede sonar extraño que se practique hechicería, pero los que participan en su práctica creen firmemente que las fuerzas espirituales de este mundo son reales y que sus rituales pueden tener un efecto sobre las personas y los acontecimientos.

La mayoría de brujos y brujas en Estados Unidos comulgan con algún tipo de antigua religión pagana y adoran a la naturaleza o a múltiples dioses. En general no están afiliados con los “satanistas”, que adoran abiertamente al diablo, aunque sí comparten una creencia similar en la “magia”.

Existen dos tipos de “magia”, según las practican y estudian brujos y brujas, a saber, magia “negra” y magia “blanca”. La magia negra en particular está asociada íntimamente con el satanismo e incluye la invocación de demonios y espíritus malignos, así como maldecir o lanzar males de ojo a otras personas.

El ritual del “hechizo vinculante” que se está practicando es un ritual de los libros de magia “negra” y su objetivo es impedir que una persona haga algo en contra de su libre albedrío. A menudo es descrito como que “obliga” a alguien a hacer algo contra su juicio natural para poder “proteger” a alguien de sufrir daño.

En la Iglesia católica conocemos la “importancia de la intención”. La intención determina cuál de nuestras acciones es un pecado grave y cuál no. La intención es el motor de la oración y la oración tiene poder.

En esencia, estos brujos y brujas —y todos los que participen de este ritual publicado a nivel mundial— están reuniendo sus intenciones en torno a un ritual con la intención de controlar o impedir la voluntad de otros y, al hacer esto, posiblemente estén creando una apertura a algo más de a lo que aspiran. La intención importa, según explica el Catecismo de la Iglesia Católica:

Una intención buena (por ejemplo: ayudar al prójimo) no hace ni bueno ni justo un comportamiento en sí mismo desordenado (como la mentira y la maledicencia). El fin no justifica los medios. Así, no se puede justificar la condena de un inocente como un medio legítimo para salvar al pueblo. Por el contrario, una intención mala sobreañadida (como la vanagloria) convierte en malo un acto que, de suyo, puede ser bueno (como la limosna). (CIC 1753)

Incluso si alguien tratara de defender que las intenciones de estas personas que usan métodos ocultos son para obrar positivamente “por el bien del medio ambiente”, por ejemplo, estas intenciones no pueden justificar este medio como moralmente lícito para ese fin:

Es, por tanto, erróneo juzgar de la moralidad de los actos humanos considerando sólo la intención que los inspira o las circunstancias (ambiente, presión social, coacción o necesidad de obrar, etc.) que son su marco. Hay actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias y de las intenciones, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto; por ejemplo, la blasfemia y el perjurio, el homicidio y el adulterio. No está permitido hacer el mal para obtener un bien. (CIC 1756)

¿Estos rituales y encantamientos “hacen el mal”?

Los participantes de este ritual de lo oculto liberan con sus acciones una fuerza. No están convocando a los ángeles o los santos hombres y mujeres del cielo para que recen por el bien último que es la sagrada voluntad de Dios, sea cual sea (y es algo que incluso a nosotros nos extraña, aunque encontramos respuestas en el crucifijo). Más bien están convocando una fuerza de opresión en contra del libre albedrío —algo que siempre hace partícipe al Maligno—para que acuda en su ayuda e inflija daño a una persona con la esperanza de que otras sean protegidas.

La Iglesia es muy clara en relación al mal intrínseco de estas acciones:

“Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo —aunque sea para procurar la salud—, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios”.  (CIC 2117)

Los encantamientos que se realizan son reales y tienen efectos reales porque se ha permitido que Satán influya al mundo hasta el final de los días. Satán lleva trayendo dolor a la gente desde el Jardín del Edén y sigue haciéndolo hoy día. Según escribió san Pablo en su carta a los Efesios: “Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales”.

En respuesta a esta noticia que comentamos, varios grupos cristianos se han comprometido a contrarrestar sus hechizos con oraciones para proteger al presidente y a la nación. El papa Francisco ha dicho anteriormente que “se puede responder a los ataques del demonio solo con las obras de Dios que son el perdón, el amor y el respeto por el prójimo, aunque sea diferente”. Sea cual sea la postura de una persona sobre Trump y su presidencia, se está librando una batalla espiritual y nunca deberíamos desearle mal a nadie aunque sea por traer un bien mayor.

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