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Cuando la soledad te invade… ¡no te cierres en ti mismo!

¡Me siento solo! Esa sensación es una realidad y cuando la expresamos al mundo no falta quien de manera romántica nos responda: “No te sientas solo, Dios está contigo”. ¡Entonces, ahora aparte de solo me siento culpable porque no percibo a Dios!

¿Qué pasa si no soy creyente? ¿Acaso estoy condenado a sentir soledad? El sentimiento de la soledad es real, tan real que si no le prestamos atención nos puede llevar a cosas tan profundas como la desesperación.

Es una realidad que este mundo vertiginoso en el que vivimos, donde nos llenamos de un sinfín de actividades hasta el punto en el que el activismo se nos vuelve neurosis, nos está alejando de las personas, y aún más triste, de nosotros mismos.

Es muy importante que nos demos cuenta que no es lo mismo sentirnos solos que estar solos. Podemos estar rodeados de persona que realmente nos aman, gente maravillosa puede estar a nuestro lado, sin embargo, seguimos sintiéndonos solos porque los vínculos afectivos que nos unían a ellas se han roto, por falta de “mantenimiento” quizá, no lo sé…

Lo único real es que el sentimiento de soledad pega y pega duro. Es tan profunda esa sensación que la persona que lo experimenta se mueve a un lado y respira soledad, se mueve a otro y sigue percibiendo soledad, inquietud, desasosiego. ¿Por qué? Porque la soledad es un estado anímico, una sensación de vacío interior.

Hay que entender que a veces la soledad, es decir, sentir soledad, puede llegar a ser una elección porque mucho tiene que ver con tu voluntad, es decir, con tu deseo de salir de ese estado, con tu actitud de vida. Es cierto, podrás ser una persona con un historial tremendo de abandonos: el cónyuge te dejó, los padres te abandonaron, los hijos ya no te visitan, etc.

Quizá has vivido muchas experiencias adversas donde has perdido todo y de todo, más tú eliges si eso te va a determinar para vivir en soledad y abandono o no. Es muy peligroso meternos en ese círculo de autocompasión de: pobre de mí, nadie me quiere, “estoy” solo… ¡Cuidado! Esos pensamientos son tóxicos para tu interior, veneno que te pueden llevar a una muerte interior.

En su afán de no sentirse así algunas personas hacen todo y de todo para sacar a la comadre llamada soledad de su vida. En ese anhelo corren el riesgo de conocer personas embaucadoras y de cometer tantísimos errores como el creer que al lado de una pareja se sentirán llenos, completos, acompañados y no caen en cuenta que ese vacío no se llenará jamás al lado de un tercero.

Hacen cosas como meterse a sitios de Internet -no importando cuánto cueste la membresía- para buscar a la media naranja, van a lugares de dudosa reputación -eso sí, muy populares- con tal de conocer a ese especial, se siguen llenando de “actividades” sin un fin noble con tal de mantenerse ocupados y entre más hacen, más solos y vacíos se sienten.

¿Y por qué será que si se supone que el remedio a la soledad es la compañía? Porque han perdido de vista que si no han aprendido a estar con ellos mismos difícilmente sabrán estar acompañados. Aprender a estar con nosotros mismos, en soledad, es clave para salir de ese sentimiento de soledad.

Hoy te invito a que hagas un parón en tu día para que reflexiones detenidamente porqué te estás sintiendo solo; encuentra la raíz de ese sentimiento y ponle remedio. Quizá estás tan lleno de actividades que has perdido el contacto personal con tus semejantes. No lo sé, eres tú quien necesita encontrar la razón y el siguiente paso será cuestionarte qué quieres hacer con eso que sientes. ¿Deseas seguir adelante en este estado o estás listo y dispuesto a corregir, a poner a trabajar tu voluntad y a solucionar este asunto que te quita paz?

Cuestiónate, qué deseas de tu vida, seguirte pobreteando, autocompadeciéndote, pobre te mí, nadie está cerca de mí, hundirte con esos pensamientos o bien, hacerte responsable de la situación, tomar cartas en el asunto y ponerle solución. Tú eliges…

Si ya a está descartado un cuadro depresivo, te comparto estos puntos que me parecen muy prácticos para combatir tu sentimiento de soledad:

Si sabemos que el remedio a la soledad es la compañía, comienza una historia de amor contigo, consiéntete y disfruta de ti. Esta será una historia de amor que no estará basada en el egoísmo ni en la compañía de un tercero sino en reconocer tu valor y dignidad como persona. Cuídate a ti mismo de la misma manera que cuidarías a tus semejantes. La vida está llena de opciones para sentirnos acompañados, solo necesitamos estar atentos a las señales.

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