Magic Johnson y su agradecimiento a Dios, “celebrando” sus 25 años con SIDA
Para el mundo del deporte fue un golpe inesperado, un antes y un después. El SIDA era una enfermedad temida, relegada en apariencia sólo a los adictos y a los homosexuales, y si bien había golpeado ya en el mundo de la música y del cine, si una figura pública la contraía, y lo anunciaba, se acababa su carrera, y presumiblemente, su vida.
Earvin “Magic” Johnson, probablemente uno de los cinco mejores basquetbolistas de la historia, así lo sintió en 1991, hace exactamente 25 años. Le quedaba una ilusión: representar a su país y compartir equipo con Michael Jordan y Larry Bird en lo que sería el Dream Team de Barcelona 1992. Nada más.
Pero el mundo del deporte probó estar a la altura. Ni los aficionados ni sus colegas le dieron la espalda, ni las empresas lo abandonaron. Y la vida de Johnson, que acababa de contraer matrimonio y estaba esperando a su primer hijo, tuvo que volver a empezar. Su familia, su voluntad, su trabajo en la concientización de esta enfermedad, los retrovirales, y cómo él mismo confiesa en una carta publicada estos días, Dios, permitieron que la “magia” no se apague, que nos haya regalado incluso algunos encuentros oficiales en 1996, y que su vida se haya convertido en esperanza para muchos que tienen que convivir con esta enfermedad.
En una carta titulada “La vida va a continuar para mí. La vida desde el 7 de noviembre” y publicada en sus sitios de internet, el astro de los Lakers escribe que la esa fecha, para él, “es una celebración de la vida, una celebración que algunos pensaban hace 25 años era una sentencia de muerte. Es una celebración de todo lo que atravesé hasta ahora”.
“Dios te hace atravesar desafíos para que entiendas su poder y su propósito en la vida para ti. La vida va a tener momentos arriba y momentos abajo, pero es la humildad que muestras en los buenos momentos y la resiliencia que despliegues en los malos los que te convierten en quien eres. ¡Esta es una celebración de esos momentos!”, escribe.
Hasta ese día, recuerda Magic, “pensaba que lo más difícil que había hecho era jugar contra Micahel Jordan o Larry Bird, pero ese día comencé la batalla de mi vida. Ese día, comencé a darme cuenta cómo Dios estaba trabajando en mi vida. Mi fe me dio fuerza para pararme y decirle al mundo que había contraído el Virus del HIV”.
“Sentí que era mi deber educar a cuántas personas podía sobre esta enfermedad. Fue entonces que inicié mi nueva travesía de caminar cada día en el propósito de Dios. Hoy, continúo haciendo todo lo que pueda para acercar educación y prevención sobre esta enfermedad en la comunidad”, continúa.
Tras ese 7 de noviembre, y su retiro de la actividad profesional, más allá de los Juegos Olímpicos y su regreso en 1996, Johnson se volcó al mundo de los negocios y de su fundación.
“En la necesidad, fui forzado a repensar mi vida y ajustarme. Fue vital para mi adaptarme de la vida de un jugado de NBA a una de un vocero del SIDA y un empresario. Sea por necesidad o deseo, el cambio es inevitable. Confiar en Dios y aceptar su plan para mi vida es una parte importante de donde estoy hoy. Mi crecimiento y desarrollo como persona y como empresario fueron transformadas durante los últimos 25 años”, completa.
Magic escribe que se siente bendecido con el apoyo de su esposa Cookie, sus 3 hijos, sus 2 nietos, sus padres y hermanos. “Estoy muy agradecido por mi vida y la voy a celebrar cada día. La vida es un regalo, y le doy gracias a Dios por bendecirme los últimos 25 años”, concluye.
Para leer la carta completa de Earvin “Magic” Johnson, ingresar en The Playbook
Envíe un comentario