La absurda travesía que tienen que hacer estos niños para estudiar
Siglos atrás los jesuitas, en las mismas zonas y para los mismos pueblos, proponían soluciones más efectivas con las reducciones del siglo XVII. Hoy, la aldea guaraní Chafariz, en la provincia argentina de Misiones, vive con menos oportunidades que las que les brindaban los misioneros antes de la expulsión, en la época del Virreinato. Y los niños que quieren ir al colegio deben cruzar nadando un acaudalado arroyo.
Los padres de la comunidad mbya guaraní los saludan desde una orilla, como aquellos que en las ciudades esperan que el autobús escolar se vaya. Desde el otro extremo, a unos 10 metros, aguardan los maestros del colegio, donde los niños se visten con la ropa seca que intentan llevar en alto a salvo del agua.
En ocasiones hasta deben secar las hojas de las tareas, si es que las pueden recuperar, entre otros avatares. Ida y vuelta todos los días 45 niños realizan esta absurda travesía en el siglo XXI, ante la ausencia de un puente.
“Ellos quieren estudiar, quieren salir adelante. Pero es la única forma en la que pueden pasar. Y corre en riesgo su vida”, explicó a un canal de televisión de Misiones la docente Melly Paniagua. Las imágenes muestran como los niños se desnudan de un lado del arroyo para iniciar la travesía de ir al colegio.
El canal MisionesCuatro expuso de manera contundente la crudeza en la que vive la comunidad guaraní en Chafariz, a las orillas del arroyo de ese nombre. Se trata de 26 familias que desde hace varios años insisten a las fuerzas estatales por un puente, provisión eléctrica y viviendas. Absurdamente, su aldea cuenta con paneles solares instalados desde hace años, pero estos ya no funcionan, y ni siquiera se brinda soporte a la inversión realizada.
Las familias cortaron recientemente la ruta 13 en reclamo por la precariedad en la que viven, y el cacique Vicente Méndez tuvo que aclarar una de las acusaciones más absurdas que se suele hacer, de manera informal y hasta a veces de manera pública sobre estas comunidades: que viven en la pobreza porque quieren, como si se tratase de una cuestión cultural.
De manera paliativa, y ante la amplia difusión que tuvieron las imágenes generadas por el canal misionero, el gobierno provincial construirá un aula satélite para que los niños no tengan que cruzar a nado al colegio, o en ocasiones ante la altura del arroyo, faltar a clases. Ahora serán los docentes los que deban cruzar el arroyo para brindar las clases en la aldea, aún cuando del otro lado del cuentan con instalaciones construidas por UNICEF.
El puente, aún no se construirá. Y la comunidad seguirá aislada y sumida en el olvido.
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