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Hillary Clinton, la candidata que le promete unidad a un país dividido

Este jueves en Filadelfia terminó el largo camino de Hillary Rodham Clinton hacia la nominación del Partido Demócrata a la Presidencia de la República.  Con un repetitivo discurso de aceptación, la exprimera dama, exsenadora y exsecretaria de Estado enfiló sus baterías a demoler la candidatura de su contrincante, el republicano Donald Trump.

Varias fueron las claves de un discurso un tanto plano y ausente del extraordinario manejo de masas que tiene, por ejemplo, su correligionario, el presidente Barack Obama.  O el que poseía su marido, Bill Clinton. Hillary mostró impaciencia ante los aplausos y una capacidad bastante grande para prometer todo lo que se puede prometer cuando se está en campaña: desde crear millones de empleos para los estadounidenses, hasta una reforma integral en materia de migración.

A Trump, Clinton lo tundió de fea forma.  Le llamó de todo: misógino, tramposo, acelerado, personaje de entretenimiento e incapaz de llevar a cabo una política exterior coherente.

“Alguien que se espanta con un tuit no puede manejar el armamento nuclear de Estados Unidos”, dijo la exprimera dama.  También le dijo que él (Trump) no obstante sus alardes, no conoce ni remotamente el funcionamiento de las fuerzas armadas de ese país.

Hillary, en la parte central de su discurso, optó por presentarse como la candidata de la unidad que necesitan republicanos y demócratas. Es decir, la que puede sacar adelante los conflictos raciales, étnicos, migratorios e incluso bélicos que enfrenta la Unión Americana en estos momentos.  Dijo que gobernaría “para todos”, para quienes votarán por ella y para quienes no lo harán.

Bajo la premisa de que “Juntos somos más fuertes”, Clinton echó abajo, una a una, las promesas y las propuestas de Trump.  Pero donde más reclaló fue, justamente, en el tema de que una personaje de ocurrencias no puede ser presidente del país más poderoso del mundo.  “Durante el último año, mucha gente ha cometido el error de reírse de los comentarios de Donald Trump”, dijo la candidata del Partido Demócrata en la ceremonia de aceptación. Pero Trump no debe provocar simpatías: “¿Se lo imaginan de comandante en jefe?”, preguntó.

Al ponerse del lado de los trabajadores, Clinton lanzó un mensaje de tono socialista en donde apreció a la clase media y dirigió duras palabras para el uno por ciento de la población multimillonaria del país, anunciándoles que va a ir por su dinero para propiciar la igualdad en el país.

Y dijo más; dijo que habrá un programa de becas para los jóvenes como nunca antes; que creía en la ciencia y que iba a respetar los derechos de las muejeres y de las minorías, en clara referencia a su postura a favor del aborto y de las comunidades lésbico gays.

Un discurso que incluyó a todos y que dejó en claro que la batalla será ardua, de aquí al 8 de diciembre (día de las lecciones), para que el 20 de enero de 2017 (día de la toma de posesión) Estados Unidos tenga la primera presidente de su historia, la presidente número 45 de este país que hoy, en verano, comparte la diversión con el béisbol.

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